La búsqueda de la identidad tradicional del fútbol germano, que
suspira por su cuarto título, comienza ante el conjunto
costarricense, en el duelo de apertura de la cita mundialista, la
segunda que alberga el país germano después de la de Alemania 1974.
No goza de buena salud el fútbol que ahora representa la figura de
Jurgen Klinsmann, empeñado en suplir la carencia de grandes
estrellas con los principios que adornan su historia. El trabajo de
conjunto y el fútbol directo.
Con estas premisas, el combinado liderado indudablemente por
Michael Ballack, casi su única estrella con relumbrón universal,
tiene previsto su inicio competitivo ante unos rivales sin renombre
antes de plantear su futuro en las eliminatorias, que ya le han
deparado a uno de los dos mejores del grupo B, que componen
Inglaterra, Paraguay, Trinidad Tobago y Suecia. No parece mal
panorama para empezar a alimentar su confianza. De entrada, Costa
Rica, que sólo ha participado en las fases finales de Italia 1990 y
2002, acude a Alemania 2006 asumiendo la condición de comparsa y
amparada en el factor sorpresa. Estas premisas le llevaron, contra
todo pronóstico, a superar la primera fase en su debut mundialista,
hace dieciséis años. Liderado por Paulo Wanchope, ex jugador del
Málaga, y entrenado por Alexandre Guimaraes un costarricense nacido
en Río de Janeiro, acude a Alemania con la intención de sorprender
al mundo. Hombres como Gilberto Martínez, Harold Wallace, Mauricio
Solís, Walter Centeno Ronald gómez afrontan su segunda experiencia
y posiblemente la última. La mayoría ha anunciado ya su adiós a la
selección.
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