Miguel Luengo|MADRID
Rafael Nadal superó el dolor, tomó la decisión de jugar y salvó su primer compromiso en el Masters Series de Madrid al vencer al rumano Victor Hanescu por 7-6 (5) y 6-3 en una hora y 39 minutos para alcanzar los octavos de final. Su rival será el catalán Tommy Robredo, verdugo ayer (6-4, 3-6 y 6-1) en el último partido de la jornada de Carlos Moyà.

Después de tres semanas sin jugar un encuentro, tras defender al máximo a España en Copa Davis contra Italia en Torre del Greco y borrarse del cuadro de Viena para asegurar su presencia en Madrid, los aficionados pudieron ver por fin al campeón de Roland Garros. Se resolvía así la tensa espera de los últimos días en los que su concurso estuvo bajo la sombra de la duda. La intención y el deseo de Nadal fue siempre la de jugar, pero su estado físico, mermado por la tendinitis aguda en ambas rodillas le había hecho renunciar al doble con Feliciano López por precaución y todo se había disparado, interrogantes, suspicacias.

Después de hacerse una nueva ecografía y una resonancia magnética en la clínica Montepríncipe, Nadal asumió su responsabilidad como puntal del torneo madrileño y optó por arriesgarse. Aunque salió con una cinta negra en cada una de las rodillas, corrió, esprintó, frenó en seco, e incluso saltó exhibiendo el puño en alto como acostumbra.

También quedó demostrado, sobre todo en los primeros juegos, que su forma no es la ideal y que tanta falta de actividad le pesa, pues Hanescu se adelantó 2-0 y 3-1. Poco a poco sus tiros fueron haciendo diana y los casi ocho mil espectadores del Madrid Arena empezaron a disfrutar de su habitual entrega, hasta que su dominio se hizo más patente, y se materializó cuando ganó la manga en el desempate, a la tercera oportunidad, pues tuvo dos antes con 6-5. Para colmo, Hanescu tuvo que llamar al fisioterapeuta español Juan Reque para ser atendido en el abductor izquierdo tras el 1-1 del segundo set, cuando ya el brazo de Nadal se había calentado y el partido había cambiado totalmente de signo. Su derecha no se iba ya, y el rumano, cuarto finalista este año en Roland Garros, notaba el castigo.

El rival
Nadal en octavos, se las verá ahora con Tommy Robredo, que ayer se deshizo en el último encuentro de la jornada de Carlos Moyà. El tenista catalán se mostró muy seguro desde el fondo de la pista y aprovechó los mínimos errores del mallorquín con su saque para alzarse con el triunfo. Moyà con esta derrota probablemente se despide de la temporada ya que no tenía intención de jugar la próxima semana en Basilea, ni el último Masters Series del año en París.

La gran sorpresa de la jornada la protagonizó el gigante croata Ivo Karlovic (2,08 metros) acabó con el estadounidense Andy Roddick, por 3-6, 7-6 (7) y 7-6 (3) para avanzar a los octavos de final. Karlovic viene de la frase previa y en su partido anterior contra el británico Greg Rusedski anotó 24 saques directos. Ayer, ante el ex campeón del Abierto de Estados Unidos, su porcentaje bajó y únicamente logró 17 por 12 de su rival, suficiente para causar la primera baja importante en el Madrid Arena.

Mientras, la otra armada, la argentina colocó a tres de sus representantes en octavos de final, aunque en el camino quedó uno de ellos debido a un duelo fratricida. Guillermo Coria, en busca de los puntos suficientes para lograr una de las cuatro plazas que quedan libres todavía para el Masters de Shanghai, sin jugar un gran tenis se deshizo del belga Christophe Rochus, por 6-3 y 6-4, y José Acasuso dejó fuera de combate al campeón de Roland Garros del 2004, Gastón Gaudio, por 7-6 (4) y 6-2.

El drama
El drama para Gaudio es que lleva encadenadas ya cinco derrotas consecutivas a las primeras de cambio, pues no gana un partido desde que batió al español Tommy Robredo en octavos en el Masters Series de Montreal. Coria tendrá en Fernando González un rival inquietante. «Nunca se sabe con él, igual te tira un misil que la envía fuera», comentó el argentino, mientras que Acasuso se medirá con otro aspirante al Masters, el ruso Nikolay Davydenko verdugo del checo Karol Beck. Juan Ignacio Chela, que había salido de la fase previa, no pudo con el sueco Thomas Johansson.