Además, Rossi cuenta ya con una ventaja de 132 puntos respecto
al más inmediato de sus perseguidores, que ahora es su compatriota
Max Biaggi (Honda RC 211 V), después del infortunio de algunos de
sus rivales más directos. Una vez más se podría decir que Valentino
Rossi dispuso de la «suerte de los campeones», pues en esta
ocasión, antaño ya sucediera, la carrera checa acabó resultando un
mano a mano entre él y el vigente subcampeón mundial, Sete
Gibernau, que estuvo en el polo opuesto de la fortuna, pero lo
cierto es que para disfrutar de esos momentos hay que estar
ahí.
Sete Gibernau, autor de la «pole position» también fue el más
rápido en la salida, pero como un preludio de lo que luego
sucedería Valentino Rossi se colocó rápido tras su rueda y antes de
que concluyese la primera vuelta el italiano ya era líder, lo fue
durante un total de diez vueltas, menos que Gibernau, pero cuando
más importante era, al final.
Quedó claro que ninguno de los dos se iba a poder escapar de su
oponente, ya que ambos intentaron tirar con fuerza para abrir un
hueco cuando estuvieron al frente de la carrera, por lo que todo
hizo presagiar una última vuelta de infarto y así comenzó, pero
terminó de la forma más inesperada.
Rossi doblegó a Gibernau en la «chicane» previa a la recta de
meta, quizás pensando en cerrar todos los huecos a su oponente,
pero éste se pegó a él con la intención de buscar un hueco por
donde meterse «hasta la cocina de su rival», pero la puerta se
cerró literalmente en sus propias narices cuando su moto comenzó a
fallar, probablemente al quedarse sin gasolina, ya que la Honda ha
dado muestras a lo largo de todo el año de ser una de las mecánicas
más fiables del campeonato.
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