Rafael Nadal se situó ayer a la altura del legendario Mats Wilander
al acumular su noveno título ATP antes de cumplir los 20 años y lo
hizo tras superar en el Masters Series de Montreal a uno de los
grandes del planeta tenis, Andre Agassi, que sucumbió a la zurda
del mallorquín por 6-3, 4-6 y 6-2.
El jugador manacorí, que partía como cabeza de serie número uno
ante la ausencia por lesión de Roger Federer, elevó a tres el
número de Super 9 (Montecarlo, Roma y Montreal) que logra este año
y capturó su primer entorchado sobre pista rápida, puesto que sus
ocho anteriores torneos los había conquistado sobre tierra batida.
Ahora, su último éxito le permite entrar en las quinielas del US
Open, aunque antes será el momento de ofrentar el Masters Series de
Cincinnatti.
El mallorquín, que se embolsó 400.000 euros de premio, parece
dispuesto a agotar los calificativos ante su extraordinaria racha
en la presente campaña, ya que en el 2005, el tenista mallorquín ha
obtenido 65 victorias y ha sufrido sólo ocho derrotas. Ha ganado
sus últimos 16 partidos, incluidos los de los dos últimos torneos
en los que ha tomado parte (Bastad y Stuttgart), donde obtuvo los
títulos, que le permiten acumular más trofeos que Roger Federer en
el curso 2005.
La primera manga cayó del lado del mallorquín antes de que la
lluvia obligará a suspender la final por espacio de prácticamente
una hora. Y es que el material sintético sobre el que se juega en
Montreal está integrado por un compuesto muy deslizante que
conlleva riesgo físico para los jugadores cuando caen la primeras
gotas. En cualquier caso, Nadal firmó un primer set muy completo
dominando todos los aspectos del juego y haciendo estéril el
aparente dominio del estadounidense, que ofrecía la sensación de
sentirse cómodo jugando dentro de la pista.
Tras dejar atrás los problemas en el saque que se encontró en el
tramo final del partido ante el francés Paul Henri Mathieu, el
manacorí sirvió con solvencia y sólo concedió una posibilidad de
ruptura que el de Las Vegas no supo aprovechar con el 5-2.
Solidez
Antes, Nadal demostró por enésima vez un juego sin fisuras que
combinó con dosis de espectáculo que supo apreciar el público
canadiense. La solidez del mallorquín obtuvo su premio al conseguir
el break en el cuarto juego para poner el 3-1 en el marcador y
cobrar una ventaja que Agassi no estuvo en condiciones de enjugar.
Y es que Nadal, como de costumbre muy metido en el partido, aplicó
la receta que tan buenos resultados le ha dado a lo largo de todo
el curso: no dio una pelota por perdida para desesperación de su
rival y exprimió su agresividad tras controlar peloteos muy
largos.
Montreal aprendió muy pronto a apreciar el duelo final del sexto
Masters Series de la temporada. No en vano la pista central era el
escenario de un duelo entre el pasado y el futuro en el presente.
Dieciséis años separan a ambos contendientes, la mayor diferencia
de edad desde que Tom Okker y Per Hjertquist se vieran las caras en
la final del torneo de Tel Aviv en 1979. Uno de los grandes
dominadores de la última década ante la irrupción más brillante de
la que viene. Nunca se habían visto las caras y el cruce de estilos
se convertía en otro ingrediente que añadir a la lista de
alicientes que ofrecía el choque para cualquier amante de este
deporte.
Después de alcanzar la cifra de sesenta títulos ATP en Los
Angeles, Agassi no ha saciado su hambre de victorias y Nadal
pretendía dejar constancia de su voracidad, especialmente sobre
pista rápida, donde se le han escapado las únicas dos finales que
ha perdido en su carrera: ante Hrbaty en Auckland y ante Federer en
el Masters Seris de Miami.
Pese a su gesto contrariado al abandonar la pista al suspenderse
el choque, Nadal comenzó el segundo set siguiendo la misma dinámica
que le había servido para anotarse el primero, aunque tampoco le
sentó mal el paréntesis a Agassi, que mejoró sus prestaciones en el
saque sin desprenderse del todo del estigma de los errores no
forzados a los que le empujaba el mallorquín, que cambió de
zapatillas para adaptarse a la nueva humedad que presentaba el
piso.
Los dos ofrecieron sobradas garantías al servicio y el
estadounidense contestó en el séptimo juego al que le había
endosado el isleño en el cuarto, aunque bien es cierto que el
cabeza de serie número uno vio como decrecía su porcentaje de
acierto en los primeros.
Un error arbitral estuvo a punto de costarle muy caro al
mallorquín en el octavo juego, pero Nadal puso el 4-4 en el
marcador con pelotas que pusieron al público en pie e incluso
hicieron sonreir a su rival, sorprendido de la magnífica respuesta
a un punto que se antojaba como ganador.
Sin embargo, Agassi, que ajustó aún más sus ángulos, retuvo su
saque para colocar el 4-5 y apuró su mejor cualidad, el resto, para
adjudicarse el segundo set con un error final de Nadal, que había
acertado a salvar la primera pelota de break en contra con la que
se encontró con un certero ace.
Igual que en el segundo parcial, Agassi empezó sacando y lo hizo
sumando con autoridad un nuevo juego a su casillero. Nadal contestó
rápido, pero su réplica iría más allá, ya que no desaprovechó la
oportunidad que le brindó el jugador de Las Vegas en el tercer
juego y se apuntó un break.
Servicio
El tenista mallorquín mantuvo su saque con solvencia y encadenó
posteriormente su cuarto juego consecutivo con una nueva ruptura
que dejaba al descubierto la constancia del manacorí, que no se
destempló ni tras la suspensión, ni ante la progresión del
estadounidense, que no ofrecía excesivos síntomas de cansancio
después de haber jugado dos partidos muy duros ante Gaudio y
Rusedski, especialmente el duelo ante el argentino, que ofreció
mayor resistencia por su estilo de juego que el inglés.
No frenó el mallorquín, que recuperó su mejor versión al
servicio para situar el 5-1 y encarrilar un manga que se presumía
decisiva para resolver el duelo de generaciones.
Agassi se resistió, pero mantener el servicio sólo le sirvió
para maquillar un resultado que hacía evidente el saber estar del
mallorquín ante un partido en el que la experiencia del ex número
uno del mundo podía tener un papel muy importante.
Nadal supo llevar el partido a su terreno evitando el revés del
estadounidense y respondiendo el juego raso de un Agassi que tuvo
que rendirse ante el mallorquín, que sigue mostrándose
intratable.
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