Efe|ESTORIL
Héctor Faubel salvó con su segundo puesto en la categoría de 125 el orgullo español en el circuito de Estoril, donde ayer se disputó el Gran Premio de Portugal, segunda prueba del Campeonato del Mundo. Los miles de espectadores españoles que se desplazaron a este circuito luso quedaron en parte defraudados después de que el bicampeón del mundo en los dos últimos años en las categorías pequeñas, Daniel Pedrosa, fuera cuarto en la carrera de 250 centímetros cúbicos, tras liderar la prueba con su Honda.

Dani Pedrosa se vio perjudicado por problemas en la pantalla de su casco, que le impidieron desde la mitad de la prueba luchar por los primeros puestos. El australiano Casey Stoner, con Aprilia, se impuso en 250 por delante del italiano Dovizioso, con Honda, y del francés De Puniet, con Aprilia, a los que batió en la última vuelta. Todos en el mismo segundo.

Pedrosa fue cuarto, Lorenzo y Barberá, con Honda, décimo y undécimo, respectivamente, en una irregular carrera, y Àlex Debón, décimo tercero. Lorenzo acusó el miedo que tenía a sufrir una caída al inicio de la carrera, y tras una mala salida, fue recuperando posiciones hasta meterse entre los díez primeros. Así lo manifestaba el piloto balear a la conclusión de la prueba, cuando dejaba claro que «la pista estaba mojada y no me sentía seguro. Por ello, la ventaja que me sacaron fue insalvable. Luego, ya pude rodar en tiempos de cabeza, incluso más rápido, pero me tengo que quedar con lo positivo, ya que cada vez piloto de manera más diferente a como lo hacía en 125».

Pero la mayor decepción estaba por llegar en MotoGP. Tras una extraordinaria carrera, la lluvia jugaba una mala pasada a Sete Gibernau, Honda, cuando lideraba la carrera a más de un segundo del brasileño Àlex Barros, segundo entonces y a la postre ganador, y a más de once segundos de Valentino Rossi, Yamaha, y de Max Biaggi, Honda.

Cuando ya se había cumplido la mitad de la competición y con la bandera blanca ondeando sobre la pista de Estoril, que señala que los pilotos pueden entrar a cambiar de moto por la lluvia, Sete se fue al suelo.

En la misma vuelta el agua se cobraba su segunda víctima, el piloto estadounidense John Hopkins, con Suzuki, quien se quedaba fuera por otra caída.

Barros, un especialista en agua, estaba entonces al frente de la prueba con una distancia suficiente sobre los dos italianos que le permitía conservar ante las adversas condiciones atmosféricas.