En el circuito que tenía señalado en su agenda como favorable
para lograr la victoria, Fernando Alonso no ha dado la menor
oportunidad a sus rivales y no sólo por la mañana confirmó su
primer puesto en la formación de salida, sino que luego ha dominado
la carrera de principio a fin y con una enorme autoridad.
Se temía que los Toyota del italiano Jarno Trulli y del alemán
Ralf Schumacher salieran a la segunda sesión de clasificación con
poca gasolina para ocupar la primera fila de la formación de salida
y encabezar la prueba en las primeras vueltas.
Pero no fue así y Alonso, en el circuito en el que hace dos años
se convirtió en el piloto más joven de la Fórmula Uno en conseguir
la «pole» y subir al podio, lograba de nuevo el primer puesto en la
formación de salida.
Todo el mundo estaba convencido de que Alonso podía conseguir la
victoria, la única duda es que el motor, en su segunda carrera,
aguantara hasta el final, pero eso no debía preocupar mucho al
piloto, porque desde el mismo momento de la salida imprimía un
fuerte ritmo, que le separaba rápidamente de Jarno Trulli.
En la vuelta undécima, de las 56 de que constaba la carrera, el
equipo le llamó por radio, para que se tomara las cosas con calma,
ya que contaba en esos momentos con seis segundos y medio de
ventaja sobre Trulli, quién a su vez controlaba con facilidad el
otro Renault pilotado por el italiano Giancarlo Fisichella.
Alonso y Trulli se pararon en la misma vuelta, la vigésimo
primera, a repostar por primera vez y eso le hizo perder el
liderato momentáneamente, en favor de Fisichella, primero, y del
finlandés Kimi Raikkonen, después, pero cuando éstos últimos
pararon y volvió a la cabeza, su ventaja sobre Trulli había pasado
a doce segundos.
Por detrás de los dos primeros firmemente consolidados se
luchaba en cada curva, el australiano Mark Webber (Williams-BMW)
intentaba adelantar en la horquilla que da entrada a la línea de
meta a Fisichella, pero gracias al nuevo reglamento que permite
utilizar un solo juego de neumáticos para la carrera el italiano,
con los suyos muy deteriorados, frenaba «in extremis», no podía
controlar el coche y se llevaba por delante al australiano.
Este accidente, que provocaba el abandono de ambos iba a tener
muchas consecuencias, la primera era que si Fernando Alonso ganaba
la carrera se ponía líder del mundial, la segunda es que el alemán
Nick Heidfeld (Williams-BMW), heredaba el tercer puesto y la
tercera era que el alemán Michael Schumacher (Ferrari), hundido en
la clasificación, ascendía a la octava posición y entraba en zona
de puntos.
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