Gustavo López
El segundo derbi insular pitiuso de Tercera División se resolvió en tablas en un partido igualado y marcado por la expulsión del visitante Alberto Simón a la media hora de partido. La tensión superó con creces al fútbol de calidad, que se vio a cuentagotas en las botas de algunos futbolistas. Lo demás, huelga: mucho centro del campo, muchas faltas y contadas ocasiones de gol. El Portmany sumó ayer su primer punto de esta temporada, mientras que el Eivissa continúa sin conocer la derrota en los cuatro partidos disputados, que le aúpan a los puestos nobles de la clasificación. El conjunto que ayer dirigió Juan Carlos Campillo comenzó el choque con fuerza y metiendo presión a su rival, con una labor de desgaste en el centro del campo que le sirvió para robar numerosos balones. El primer avisó del choque lo protagonizó el colegiado, que anuló, de forma correcta, una ocasión clara de Puet, cuando éste se quedó solo ante Vicente. Corría el minuto 27. Mediada la primera mitad, el trencilla expulsó por doble cartulina amarilla a Alberto Simón, que cometió dos faltas merecedoras de tarjeta, y se tuvo que ir a la caseta antes de tiempo. Esta expulsión trastocó los planes del técnico de Can Misses, que tuvo que variar el sistema táctico y reordenar a sus hombres para que se cerrarán más.
El hecho de jugar con un hombre más espoleó al cuadro de Sant Antoni, que buscó con más ahínco la puerta visitante. Prueba de este acoso fue la ocasión que dispuso Julián Marcos, quien de cabeza remató fuera por poco. Un minuto más tarde, en el 38, sería Jorge, quien solo, a pase de Roberto, remató una volea que se marchó pegada al poste. Antes del descanso llegarían los goles. En el 45, una indecisión de la zaga del Eivissa provocó que Yáñez aprovechara el balón muerto y batiera a Vicente. Poco duró la alegría del Portmany, ya que tres minutos más tarde, Puigcerver Trobat decretó una pena máxima de Àlvaro sobre Roberto que se encargó de materializar Víctor. En la segunda mitad todo discurrió igual. El Portmany tenía el dominio del esférico y su contrincante esperaba atrás a una posible salida al contraataque. Los de Campillo se encontraron con una tela de araña bien tejida por los hombres de Herráez, que sólo permitieron dos disparos a puerta de los sanantonienses: uno de Julián Marcos y otro de Santa, que no crearon peligro. El Eivissa dio por bueno el resultado y continuó firme en defensa hasta que el árbitro pitó el final del partido.
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