Pero pronto, en la segunda jornada de la competición, el equipo
de 4x100 libre de Suráfrica impidió que los norteamericanos sumaran
para Phelps una de las medallas con las que contaba para superar el
récord de Spitz e hiciera imposible que superara la marca.
Phelps no se rindió y el revés pareció espolearle al día siguiente
para ir a competir a la prueba estrella de estos juegos en la
piscina olímpica, los 200 libre, a «territorio enemigo», al dominio
de su máximo rival por el primer puesto de la natación, el
australiano Ian Thorpe, y el holandés Pieter van den
Hoogenband.
No pudo con ellos, se llevó también el bronce, pero les metió un
susto de cuidado y les avisó de que también aspira a batir a Thorpe
en su especialidad. Cuando llegó a Atenas estaba un segundo y medio
por detrás del australiano en esta distancia y en la final quedó a
61 centésimas de Thorpe, que se impuso al holandés y a Phelps.
Compitiendo dos y hasta tres veces diarias, el nadador nacido
hace 19 años en Baltimore, en el estado de Maryland, fue sumando
medallas de oro en los días posteriores.
La de 200 estilos, la de 4x200 libre, en una de las competiciones
más emocionantes de los Juegos de Atenas, en la que batieron a sus
rivales australianos, la de 200 mariposa, y finalmente la de 100
mariposa, otro de los hitos de la carrera de Phelps en la capital
griega.
En los 100 mariposa, el penúltimo día de competición en la piscina
olímpica, se jugaba más que una medalla de oro porque se enfrentaba
a Ian Crocker, campeón mundial de la distancia y que el año pasado
ensombreció su participación en los Campeonatos del Mundo de
Barcelona.
Ganó Phelps y además se ganó un puesto en el equipo del relevo
norteamericano de estilos, cuya final se disputaría al día
siguiente, el sábado 21 de agosto.
Al haber nadado la prueba de clasificación, Phelps, según el
reglamento de la Federación Internacional de Natación (FINA), el
competidor que participa en una serie de clasificación tiene el
mismo derecho que el que lo hace en la final a colgarse la medalla,
aunque no suba al podio a recogerla.
Así que Phelps y los técnicos de su país decidieron que no nadaría
al día siguiente la final del 4x100 estilos y que la posta de
mariposa la haría su amigo Crocker. El relevo norteamericano cerró
la competición en la piscina olímpica con un nuevo oro. Y Phelps,
desde la grada, animando a sus compañeros, con dos banderas
americanas, gritando y cantando al frente de los demás nadadores
estadounidenses que aquella tarde no competían.
Así se colgó la octava medalla, sexta de oro, y así inició lo que
promete ser una larga historia olímpica, porque, sin duda, dentro
de cuatro años, en Pekín, volverá a tratar de batir el récord de
Spitz. De momento es el nadador con más medallas de la historia de
este deporte conseguidas en unos mismos juegos olímpicos: ocho, de
seis de ellas de oro. Phelps se quedó muy cerca.
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