Muchos atletas aspiran a disputar algún día el maratón en unos
Juegos Olímpicos. Pero sólo poco más de un centenar tendrán el
honor de hacerlo sobre su recorrido original, el que dio forma a
una de las pruebas más esperadas del calendario olímpico. Un total
de 42.195 metros que han hecho historia y hoy pondrán a prueba la
capacidad de los mejores especialistas del planeta. El mallorquín
Toni Peña es una de las bazas del equipo español que completan
Julio Rey y José Ríos. El de Felanitx quiere consagrarse en un
instante y un lugar para la épica y no renuncia a nada. Busca el
diploma, pero no descarta pujar por las medallas. Un buen síntoma,
aunque el recorrido, los rivales y el calor van a encargarse de
realizar la pertinente criba. Toni no estará sólo, sus familiares y
amigos más próximos, y todos los que le aprecian, estarán
pendientes de esas dos horas de carrera desde las gradas del
estadio Panathinaiko y al otro lado de la pequeña pantalla. Es el
día con el que siempre soñó Peña y al final ha llegado. Toca otra
medalla.
David Cal lo borda. Después de colgarse un oro, el piragüista
gallego ha entrado de manera definitiva en los anales del deporte
español al lograr un oro y una plata en unos mismos Juegos
Olímpicos. Una fita en C-1 500 metros que permite a nuestro país
firmar una actuación sobresaliente, para qué engañarnos.
Hermida explota. En Sydney padeció una cuarta plaza que escuece,
pero cuatro años después, el mountain bike español vuelve a sumar
una medalla. Si antes fue Marga Fullana, ahora le toca a José
Antonio Hermida. El ciclista catalán se colgó la plata, pero pudo
ser oro, aunque al final, Hermida ha hallado la recompensa a su
constancia y la fe que siempre ha tenido en sus posibilidades. Se
lo merecía.
Gasol: 37 puntos. Que se dice pronto, pero el pívot de los
Grizzlies ha certificado que está un peldaño por encima del resto.
Pau anotó 37 puntos frente a China y España se llevó una séptima
plaza que sabe a poco. Quién sabe dónde estaríamos ahora si Estados
Unidos, bronce a la postre, no se hubiera cruzado en nuestro
camino. Rudy y compañía merecieron más fortuna. Su excelente
primera fase se fue al traste por un mal día y un cruce
desafortunado que nos volvió a dejar con la miel en los labios.
De récord. El deporte español ha callado todas las dudas y ha
hecho rectificar a aquellos pesimistas que durante la primera
semana lo veían muy mal. La cosecha de diecinueve medallas, hasta
el momento, se convierte en la segunda más fructífera tras las
veintidós de Barcelona 92 y deja atrás el elevado listón que
parecían las diecisiete de Atlanta 96. Lo de Sydney fue casualidad
y España se vuelve a reivindicar.
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