Jenaro Lorente|LISBOA
La selección alemana se juega su futuro en la Eurocopa en un duelo «a vida o muerte» ante la República Checa, el último de la primera fase de la competición, que tendrá como escenario el estadio Alvalade de Lisboa. La de esta noche será otra final para los hombres de Rudi Voller, que llegan al envite con dos empates en sus dos primeros encuentros y con la necesidad de ganar para asegurar su pase a los cuartos, ya que con un empate deberían esperar a que Holanda no ganase a la débil Letonia. Enfrente, se encontrará a un rival ya clasificado y que reservará a sus mejores titulares, pero que, seguro, no dará facilidades ya que busca una venganza a la final del 96.

esde la concentración alemana se intenta transmitir optimismo. Así lo hizo el cancerbero Oliver Kahn, quien declaró que no se ha planteado la posibilidad de una prematura eliminación. El técnico Voller también confía en la victoria. «Si hace tres semanas alguien me hubiera ofrecido un contrato en el que me asegurase que dependeríamos de nosotros mismos en el último partido del grupo, hubiera firmado inmediatamente», aseguró.

Voller no hará muchas variaciones con respecto al partido disputado contra Holanda y los más probable es que repita el sistema. Sin embargo, es posible que el joven Bastian Schwensteiger sea titular para darle mayor poder ofensivo al equipo. Los alemanes no quieren recordar el fracaso de hace cuatro años en la Eurocopa de Bélgica y Holanda, cuando cayeron en la primera fase de la competición. En la expedición de la República Checa en cambio, todo es alegría. Los buenos resultados y el buen juego no ponen fin a sus aspiraciones y ya están entre los grandes candidatos para hacerse finalmente con el título en la final del próximo 4 de julio.