El Real Madrid, en el Bernabéu ante el Mallorca, y el FC Barcelona, en Balaídos, se juegan mañana prácticamente sus últimas aspiraciones al título al tiempo que disputan una nueva batalla en su segundo guerra particular por conseguir al menos la segunda plaza que da acceso directo a la Liga de Campeones. Para el conjunto blanco, que sigue sin salir del bache en el que quedó sumido tras su eliminación europea y ha perdido tres de sus cuatro últimos partidos, el triunfo en el Bernabéu, donde suma dos derrotas consecutivas es obligado, pese a que el rival no sea el más propicio.

La afición del Bernabéu no ve ganar a los suyos en casa desde el pasado 28 de marzo, en la goleada al Sevilla, y un nuevo tropiezo tras las decepciones en el clásico y en Coruña empeoraría aún más la situación en un club que prácticamente ha perdido sus opciones ligueras, salvo tropiezo del Valencia y que mira más a la próxima temporada. Zidane, que en un ejercicio de sinceridad, pidió disculpas a sus compañeros por su expulsión ante el Depor y reconoció llevar un mes y medio jugando muy mal y en uno de los peores momentos de su carrera, será el gran ausente por sanción, mientras que regresa Iván Helguera tras cumplir su partido de suspensión.

Por su parte, el Mallorca, afectado por lo sucedido con su delantero Fernando Petete Correa, que dio positivo en un control y está a la espera de la sanción de la FIFA, y mañana será baja, busca en el Bernabéu los puntos que la faltan para conseguir la permanencia. Los insulares, que suman 42 puntos, están a cinco de la zona de descenso que marca el Espanyol y a seis del Celta, a los que tendrá que enfrentarse en las dos últimas jornadas, por lo que arañar algún punto en el Bernabéu, un feudo propicio en las últimas temporadas puede ser definitivo.