No hubo bromas en el chárter de regreso. Tampoco palabras. En el
aeropuerto de Madrid, un par de hinchas solitarios trasnocharon
para animar a sus ídolos. Los jugadores, en el avión, sólo tuvieron
el consuelo de sus familias, de las mujeres y novias que
acompañaron a unos futbolistas que ya saben que no son invencibles.
Carlos Queiroz, al llegar a Barcelona, mandó un mensaje de aviso,
que ahora, visto lo visto, se convirtió en premonitorio. «Las
finales no se ganan ni con la imagen, ni con la historia». Por lo
que se exhibió en Montjuïc, Queiroz tenía razón, pues el equipo que
no partía como favorito fue el que se llevó el título con total
justicia.
El Zaragoza ayer estaba de fiesta. Varios millares de
aficionados recibieron por la tarde, al grito de «¡Campeones!
¡Campeones!», a los componentes del Real Zaragoza que conquistaron
en el estadio Olímpico Lluis Companys de Barcelona el sexto título
de Copa de la escuadra maña. El equipo, que realizó el
desplazamiento desde Barcelona a Zaragoza en autobús, recorrió las
principales calles zaragozanas con el capitán Luis Carlos Cuartero
mostrando el trofeo a través del parabrisas, vestido con una
bufanda del equipo y con una bandera aragonesa en su interior, para
finalizar su recorrido junto a La Romareda. El club ya había
anunciado antes del partido que no habría festejos con motivo de
los atentados del pasado 11 de marzo en madrid.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.