Rafel Nadal golpea de revés en una secuencia del quinto partido de la eliminatoria ante la República Checa.

Santiago Aparicio|BRNO
Rafael Nadal, el más joven valor del tenis español, respondió a la presión de su primera presencia en Copa Davis y logró el tercer y definitivo punto para España al vencer a Radek Stepanek por 7-6 (2), 7-6 (4) y 6-3, liderando la victoria del conjunto hispano que derrotó a la República Checa y alcanza los cuartos de final del Grupo Mundial, donde le espera Holanda.
«Tú gana tu partido y yo, después, resolveré la eliminatoria», indicó el mallorquín de 17 años a Feliciano López poco antes del inicio de la jornada, que pintaba mal para el conjunto hispano (2-1) tras sucumbir en el dobles. La advertencia del tenista de Manacor no resultó una «fantasmada». Nadal se siente a gusto en estas circunstancias, y tras la victoria de Feli ante Tomas Berdych, sustituto de Jiri Novak, lesionado, por 6-4, 6-7 (2), 6-3 y 6-2, tomó la decisión de rematar esta dura faena.

Presión al límite
El manacorí adora la presión y los momentos límite. Y así lo demostró en el momento cumbre de la eliminatoria. En el partido contra el número dos checo, Radek Stepanek, un gigantón, que desaprovechó la ocasión de su vida. El jugador de Karvina, siempre a la sombra de Jiri Novak, desperdició la proyección que le otorgó la lesión del número uno de la República Checa. Tenía ante sí la oportunidad de convertirse en héroe nacional. El punto definitivo, ante su afición, en una superficie idónea ante un rival bisoño, seguramente agobiado por la tensión.
Pero Nadal tiene prisa por engrandecer. Consiguió abstraerse y escogió su día. Encontró la suerte por la que había luchado. El jugador mallorquín, que ya demostró su desparpajo en la primera jornada, había sucumbido contra Novak. También en el doble con Robredo salió derrotado. Pero no dejó escapar la oportunidad de despejar las dudas. Y la pista de taraflex del Brno Exhibition Center terminó por premiarle con la madurez ansiada. Nadal expuso sus armas ante Stepanek, demasiado pendiente del acierto en el saque y de la irregular solvencia de sus voleas.

Ya en el segundo juego Rafael Nadal rompió el saque de Radek Stepanek y comenzó a transitar con seguridad. Sin embargo, el número dos del equipo centroeuropeo equilibró la manga en el séptimo parcial, cuando el manacorí no podía levantar la cuarta pelota de break. El set quedó abocado al desempate. Nadal, que había perdido los dos tie breaks en el partido ante Novak, se «comió» a su adversario y se anotó la manga tras ganar 7-2.

Sin reacción
No hubo una reacción especial de Stepanek después. Su poderoso saque no flaqueó -trece directos al final del partido- y Nadal se esforzó en resguardar el suyo. Tampoco le templó el pulso al español cuando en el décimo juego el checo dispuso de una pelota de ruptura que también era para cerrar el parcial. El mallorquín la levantó y devolvió el duelo al equilibrio.
El joven zurdo nunca bajó el pistón. Movió a su rival de uno al otro lado de la pista. Y en una de ellas el checo cayó al suelo y se torció el tobillo. La atención del fisioterapeuta Pavel Kolar y un fuerte vendaje recuperaron a Stepanek, que en estas condiciones afrontó el segundo desempate, mucho más igualado, pero con el mismo final. Triunfo de Nadal y dos sets a cero para España.
El tenista de la República Checa pareció entregarse y el mallorquín aprovechó el bajón de su adversario para romperle el servicio en el tercer juego. Era una montaña para el local, que desde entonces siempre fue a remolque. Llegó sin fuelle al tramo final. Aunque no dio facilidades al hispano, que necesitó de tres bolas de partido y solventar dos intentos de ruptura de su rival para cerrar el partido. Fue la única amenaza de la presión.
Nadal abraza al futuro a marchas forzadas. Su descaro ha certificado el pase del equipo español para los cuartos de final de la Copa Davis. Será contra Holanda, en España, del 9 al 11 de abril. Juan Carlos Ferrero y Carlos Moyà ya estarán recuperados. Lo más positivo es que los capitanes tienen donde elegir.