Carlos Moyà alimentó las opciones españoles en la final de la Copa Davis, que se disputa en la Rod Laver Arena y que enfrenta a la Armada ante Australia, al establecer las tablas al término de la primera jornada después de su victoria ante Mark Philippoussis, por 6-4, 6-4, 4-6 y 7-6 (7/4) en tres horas y trece minutos, que deja sin efecto el tropiezo, en primer turno, de Juan Carlos Ferrero ante Lleyton Hewitt. El tenista balear regresó al escenario que le lanzó a la fama en el circuito masculino en el 97 cuando desafió en la final del Abierto de Australia al propio Pete Sampras. Moyà, que revivió ese capítulo, demandó el papel de héroe que el presidente de la Real Federación Española de Tenis (RFET), Agustín Pujol, le había reservado en los días precedentes y del que ya había hecho gala durante las semifinales del 97.

La Copa Davis se ha convertido en el objetivo prioritario de un Moyà, que se perdió la final de 2000 en el Palau Sant Jordi y por ello poco le importó al balear que la final de la misma, ante los aussies, se dispute sobre hierba, una superficie donde se prodiga poco el mallorquín o que su rival, Philippoussis, siempre hubiese salido vencedor en los choques entre ambos sobre superficie rápida. El número dos español buscó en la paciencia su gran aliada para inhibir los scuds de Philippoussis, que en Melbourne volvía a disputar una final de la Davis con los aussies después de convertirse en héroe de su equipo en el choque que midió a Australia ante Francia en el 99 en Niza en la lucha por la Ensaladera .

Esa paciencia, y el buen hacer de Moyà en el resto terminó por descomponer el tenis de un Philippoussis, que como aval presentaba la final conquistada esta temporada en Wimbledon para convertirse en la principal amenaza de la Armada en esta final.