El infortunio volvió a cebarse ayer con el piloto español Carlos Sainz, que perdió el liderato provisional del Mundial de Rallys, aunque empatado a 63 puntos con el francés Sebastien Loeb, al calársele su Citroën Xsara cuando estaba a punto de acabar en cuarta posición el Rally de Cataluña.

Sainz, ayudado de los espectadores que empujaron su coche, pudo volver a ponerlo en marcha, perdió muchos segundos, los suficientes para que le rebasasen en el último suspiro en la clasificación general tres pilotos que llevaba por detrás, el belga François Duval (Ford), el noruego Petter Solberg (Subaru) y el finlandés Marcus Gronholm (Peugeot).

El madrileño todavía tuvo suerte, ya que el francés Sebastien Loeb (Citroen), líder sólido del Rally de Cataluña desde la primera jornada, también tuvo el mismo problema al calársele el coche en el último tramo del día y acabó segundo, rebasado por el francés Gilles Panizzi (Peugeot).

Con el segundo puesto de Loeb (suma 8 puntos en el Mundial), el quinto de Solberg (4) y el séptimo de Sainz (2), la clasificación general queda en un pañuelo y todo queda por decidirse en el último rally, el de Inglaterra, que se disputará dentro de dos semanas.

Loeb pasa a ser el nuevo líder provisional del Mundial, con 63 puntos, empatado con Sainz y con un punto de ventaja respecto a Solberg y cinco frente al británico Richard Burns (58), quien pese a tener que abandonar en el Cataluña sigue manteniendo opciones.

La presencia de la lluvia convirtió en loca una jornada en la que parecía que Loeb no iba a tener problemas para acabar primero, en la que Solberg estaba casi descartado del Mundial al ir décimo y en la que Sainz mantenía sus opciones de pelear por la cuarta o quinta posición.

Pero el asfalto mojado lo cambió todo, al beneficiar primero al Subaru Imprezza de Solberg, que lleva unos neumáticos Pirelli que han demostrado ser muy superiores a los Michelin de sus rivales cuando hay lluvia.

Solberg remontó desde la décima hasta la sexta plaza en sólo tres tramos en los que le sacó más de un minuto a Carlos Sainz, y se situó a sólo 20 segundos de distancia a falta de realizar el mismo recorrido.

Al entrar en el parque de asistencia de Vic, Sainz, consciente de la inferioridad de sus neumáticos, decidió jugársela con un compuesto nuevo de Michelin que no había probado hasta entonces, y la decisión le salió bien.

En los dos primeros tramos tras salir del parque de asistencia, Sainz sólo cedió cinco segundos ante Solberg, con lo que mantenía una distancia de quince. Pero quedaba lo peor, el tramo más largo del Rally, de 35,180 kilómetros de longitud, en el que tanto Solberg (a 15 segundos), como el belga François Duval (a 10) amenazaban con rebasarle.

Sorprendentemente, la reacción de Sainz fue contundente en el último tramo e iba incluso mejorando los tiempos de Solberg y Duval en los cronometrajes parciales.

Pero a pocos kilómetros de la meta, de repente se le paró el coche y no podía volver a encenderlo. Sainz explicó al llegar de nuevo al parque cerrado de Vic que estaba a punto de bajarse del coche cuando le pidió a los espectadores que le empujaran y pudo volver a poner su Citroen Xsara en marcha.

En la maniobra perdió unos 45 segundos, algo inapreciable, pero dada la igualdad que había, suficiente para que le rebasasen de una tacada Duval, Solberg y también el finlandés Marcus Gronholm (Peugeot). De haber acabado cuarto, Sainz habría sumado cinco puntos en el Rally de Cataluña, pero al ser séptimo, sólo le corresponden dos. Esos tres puntos perdidos por calársele el coche podrían costarle un Mundial.