Rasmussen, un ex campeón del mundo de bicicleta de montaña de 29
años, tiene tomada la medida a las pruebas españolas, a pesar de
que tan solo cumple su tercera temporada como profesional en
ciclismo de ruta. Ganó el año pasado una etapa en la Vuelta a
Burgos (Lagunas de Neila), y ahora vuelve a alzar los brazos, pero
en la Vuelta, donde coronó la mítica cima de Cauterets, la misma
donde Indurain se estrenó en el Tour en 1989.
En una jornada en la que los favoritos entraron todos en poco
más de un minuto, la monotonía final solo la rompió Rasmussen, con
un esfuerzo en solitario de 10 kms que pudo concretar con un tiempo
de 5h.01.14, después de cubrir los 190 que separaban Huesca y
Cauterets.
La segunda plaza fue para el combativo colombiano del Labarca-2
Félix Cárdenas, siempre en cualquier refriega, a 55 segundos del
vencedor, y la tercera para el sorprendente Manuel «Triqui»
Beltrán, enorme en la contrarreloj de Zaragoza y con fuerzas
todavía para escalar, después de la paliza que se dio en el Tour al
servicio de Armstrong.
El jiennense cruzó la línea con cara de sufrimiento a 59
segundos, y aún pudo meter algunos segundos a Luis Pérez, otro
jabato, Unai Osa y el italiano Dario Frigo. Los denominados
favoritos no sufrieron destrozo alguno.
Desde Mancebo, séptimo a 1.24 a Sevilla, vigésimo primero a
2.30, tan sólo 1.06 que aglutinó a Roberto Heras, Aitor González,
Igor González y Alejandro Valverde, éste último pidiendo paso como
jefe del Kelme.
Nozal sufrió una verdadera tortura en el ascenso a Cauterets.
Rodó solo y en silencio pensando que podría perder el maillot oro
de sus sueños, pero como sus rivales tampoco volaron por las
cumbres, salió de líder por cuarto día consecutivo. Ahora tiene a
Beltrán cerca a 55 segundos y a su jefe de filas, Igor González,
tercero a 1.21.
Hubo batalla, y fuerte, en el Col del Aubisque. Dos ataques de
Luis Pérez sembraron el pánico en el seno del ONCE. Heras se pegó
al madrileño en la subida y junto a un pequeño grupo en el que
también estaban los españoles Alejandro Valverde y Aitor Osa,
abrieron un minuto de diferencia.
Le tocó trabajar al ONCE con el líder en cabeza en labores de
persecución. Igor González a su lado y otros en proceso de
desaparición, como Sevilla, siempre padeciendo, y Aitor González,
quien al final salvó la cara. De Casero poco se supo. Nunca entró
en carrera.
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