Lo más significativo es que los pronósticos de los especialistas
coinciden con las aspiraciones de los internacionales españoles. La
palabra oro ya no causa estupor entre los jugadores y técnicos que
van a defender el pabellón rojo y amarillo en Suecia. Es más, se ha
convertido en el objetivo de todos ellos, pero no desde la
ingenuidad ni desde la prepotencia, sino desde un sincero
realismo.
La selección nacional, la España del 2003, aúna las dosis justas
de juventud y veteranía, de experiencia y atrevimiento, de calidad
técnica y equilibrio táctico que distinguen a los grandes bloques
y, todo ello, regado con la omnipotente presencia de Pau Gasol, la
respuesta española al Tony Parker francés, el Predrag Stojakovic de
Serbia y Montenegro, el Hidayet Turkoglu turco, el Andrei Kirilenko
ruso o el Dirk Nowitzki alemán, emblemas marcados con el logotipo
de la NBA en sus respectivos países.
Moncho López, encaramado al primer cajón de los Juegos del
Mediterráneo con la selección B en el verano del 2001 mientras el
combinado A recogía el bronce en el anterior Europeo, el de
Turquía, ha dado un paso adelante para encabezar un cuadro con un
perfil distinto al esculpido por su antecesor, Javier Imbroda, que
ahora participa como comentarista de Televisión Española.
El técnico gallego, un hombre accesible, tranquilo, dialogante,
discreto y humilde, ha dado su toque personal al equipo. La
dimensión de España supera a la que tenía en Turquía o en el pasado
Mundial de Indianápolis, donde terminó quinta, gracias a la llegada
de jóvenes con enormes posibilidades como Roger Grimau y Antonio
Bueno, y la recuperación de un veterano como Alberto Herreros, el
tirador por excelencia del panorama nacional, que completan el
impulso del bloque ya existente.
Suecia contemplará una selección española con un punto menos de
intensidad defensiva, pero con mucha mayor versatilidad ofensiva y,
ante todo, convencida de ser una de las aspirantes más firmes a
todo y de contar con un cuerpo técnico del mayor nivel, dotado de
la modernidad de Moncho López y la sabiduría de Joan «Chichi»
Creus.
El oro entra en las cuentas de España, aunque siempre es una
lotería. El objetivo prioritario, por encima de cualquier otro,
sigue siendo obtener la clasificación para los Juegos Olímpicos del
próximo año en Atenas. En principio, sólo habrá pasaporte olímpico
para tres equipos. Sin embargo, todo dependerá de la clasificación
final de Grecia y de Serbia y Montenegro, que pueden ampliar los
puestos de acceso hasta el quinto si ambas se colocan en las
posiciones de medalla.
La selección nacional disputará la primera fase en el Grupo C,
con sede en Sodertalje, ciudad natal del tenista sueco Bjorn Borg,
a muy pocos kilómetros de la capital, Estocolmo, donde tendrá lugar
la fase final. El equipo anfitrión, Suecia, Rusia y Serbia y
Montenegro son los obstáculos que aguardan a España en el pabellón
Scaniarinken, con capacidad para 3.000 espectadores, para pasar a
la ronda final.
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