Efe|PARÍS
Los casos de dopaje que han salpicado a algunos atletas, como el español Alberto García, la maternidad de la estadounidense Marion Jones y algunas lesiones, como la de la británica Paula Radcliffe han dejado a los Mundiales de París sin algunas de sus principales atracciones.

La que durante años fue la reina de la velocidad no tendrá la ocasión de recuperar en París el trono que hace dos años le arrebató en Edmonton (Canadá) la ucraniana Zhanna Pintusevich-Block. El hijo que acaba de tener fruto de su relación con el plusmarquista masculino del hectómetro, Tim Montgomery, impedirá a Jones ganar su tercer oro Mundial, tras los logrados en Atenas en 1997 y en Sevilla dos años más tarde.

Si la ausencia de Jones tiene un carácter positivo, la del resto de los grandes ausentes está marcada por motivos menos felices.

A última hora se conoció la ausencia de la británica Paula Radcliffe, lesionada, que no podrá mantener la hegemonía sobre el fondo femenino. La atleta tenía previsto disputar los 5.000 y los 10.000 metros, pero una lesión en una pierna y las secuelas de una bronquitis se han impuesto en su camino.

Tampoco estará en París el español Alberto García, que dio positivo por EPO en los Mundiales de cross de Lausana, tras dos temporadas en las que se había convertido en la gran alternativa al fondo etíope y keniano.

García, plusmarquista europeo de los 5.000 metros en pista cubierta y campeón continental de los 3.000 y 5.000 metros, comenzaba a amenazar la hegemonía procedente del cuerno de Africa en las pruebas de fondo, cuando su positivo truncó una carrera prometedora.

Su ausencia no sólo dejó a la selección española sin una de sus principales opciones de medalla, sino que allanó el camino de kenianos y etíopes, que han visto también como se caía de la nómina de rivales potencialmente peligrosos el marroquí Brahim Boulami, plusmarquista mundial de los 3.000 metros vallas e inmerso también en un escándalo de consumo de sustancias prohibidas.