Un servicio con el exterior de Ibagaza, un control orientado de Etoo y una definición muy plástica ante Reina le bastaron al Mallorca para atrapar otro punto lejos de Ciutat. A pesar de que Palermo se hartó de diseñar remates, y de que la pareja de centrales sigue sin ofrecer una gran fiabilidad, el equipo de Manzano rascó un empate que le basta para afincarse en una zona sin ruido, entre los que se manejan con Europa y los que conviven con las miserias del descenso (1-1).

Dicen los números que el Mallorca sigue sin perder, que amontona jornadas sin mácula, y eso es una buena noticia. Al margen de cualquier atribución al espectáculo, los baleares se han acostumbrado a sumar con el mínimo esfuerzo. Apenas un par de fogonazos de sus hombres de talento le bastan para salir del apuro; ayer todo coincidió con otro gran partidazo de Ibagaza, que notó que la cita se empinaba y decidió meterse el balón en la mochila. Con el cuero circulando por las botas del argentino, los problemas son menores. De sus pies nació el gol, e incluso tuvo fuerzas para cerrar un disparo de Martín Palermo en defensa.

Manzano se atrevió desde el principio con una presión muy arriba, para ahogar la salida del balón castellonense. El Villarreal padeció sin el balón y Cortés, a los cinco minutos ya obligó a recular a los de Floro. Con todo, los locales no se sentían muy agobiados, porque por aquel entonces el gobierno del partido lo tenía Lozano. La pelota apenas se encontraba con Ibagaza y Calleja, por la izquierda, decidió dar un golpe de estado al partido. Por ahí llegaron las mejores opciones levantinas, porque las carreras del zurdo se estrellaban siempre con la cabeza de Palermo, muy participativo. Sin embargo, fue una arrancada desde el otro lado -por el que circulaba Guayre- la que originó el primer gol; el canario apuró hasta la línea de fondo y le puso un balón blando a Palermo para que el argentino empujara a la red (minuto 22).

El Mallorca notó el golpe, porque apenas había dado noticias en ataque y porque Ibagaza seguía en el anonimato. El choque se anestesió tras el gol, como si el Villarreal concediera una tregua y los isleños buscaron algo para rearmarse. Y lo encontraron, porque apareció su figura. Poco antes de que se cerrara el primer acto, Ibagaza envió un balón preciso con el exterior, Etoo miró a la cara a Reina y le batió de tiro cruzado (minuto 42). El equipo de Manzano encontraba petróleo en su primera llegada tangible.