La fiesta de la victoria se trasladó desde los domicilios y
cafeterías, así como desde la Peña Madridista de Can Tixedó, en
Sant Jordi, hasta el Parque de la Paz donde más de 2.000
aficionados vivieron en directo la embriaguez que da la victoria y
la obtención de la 'Novena'. El trofeo de la Champions League o
Liga de Campeones lucirá en las vitrinas del club madridista y en
los recuerdos de los muchos aficionados al Real Madrid que residen
en la isla de Eivissa y que ayer se acercaron por decenas hasta las
fuentes de la citada plaza. En otros puntos de la isla, los
aficionados festejaron también la victoria de una forma menos
llamativa, pero conscientes del logro histórico.
El Real Madrid volvió a ser el rey de Europa gracias a un equipo
'de oro' donde quedarán nombres históricos como los de Raúl, Figo o
Zidane. Y junto ellos el verdadero héroe, a la postre, Iker
Casillas. Todos los nombres fueron coreados en Sant Jordi, al ritmo
de petardos, y en el Parque de la Paz, al compás de los chapuzones.
La banda sonora original, la acostumbrada: «Campeones, campeones,
oe, oe, oe», «Es del Barça el que no vote; eh, eh», «Barça, cabrón,
saluda al campeón», «Así, así, así gana el Madrid», entre otras.
Una gran copa de cartón piedra iba pasando de mano en mano por la
plaza hasta coronar la fuente donde más de cincuenta aficionados
contagiaban alegría. Pese al fresco de la noche muchos atrevidos se
arrojaron a los brazos del agua para calmar, en parte, su sed de
fiesta.
En los momentos durante los cuáles el resultado final entre
alemanes y españoles era una incógnita, Can Tixedó, con especial
intensidad, se convirtió el punto de encuentro del madridismo. Los
forofos más entregados trajeron todos sus fetiches, sus
complementos más preciados: bufandas, gorras, amuletos, camisetas
"la negra y la blanca, aunque ésta era la más frecuente de ver" y
el bombo bien engalanado para la ocasión. Los más jóvenes jalearon
a Raúl y a Iker, mientras que los viejos recordaban a Di Stefano,
la 'saeta rubia' hasta que Zidane hizo su obra maestra.
El primero adelantó al Madrid en el marcador lo que provocó la
euforia madridista, pero el Bayern Leverkusen, que a punto estuvo
de vencer en la Bundesliga hace unas semanas, igualó el partido
ante la decepción general entre los aficionados pitiusos. Antes de
la segunda mitad, Zidane enganchó un centro imposible de Roberto
Carlos y, aunque los alemanes lo intentaron, nada sucedió tras el
descanso. En los bares con presencia germana, sólo se pudo ver el
reconocimiento al justo campeón y la consigna de siempre: la
próxima vez.
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