1 PANATHINAIKOS: Nikopolidis; Saric, Goumas, Henriksen, Kirgiakos, Fissas; Liberopoulos, Basinas, Kolkka; Konstantinou y Vlaovic.
Cambios: Vokolos por Konstantinou, Boateng por Liberopoulos y Olisadebe por Vlaovic.
0 FC BARCELONA: Bonano; Gabri, Abelardo, Frank de Boer, Coco, Puyol; Rochemback, Cocu, Motta; Kluivert y Overmars.
Cambios: Xavi por Cocu, Rivaldo por Rochemback y Reiziger por Coco.
Àrbitro: Terje Hauge (noruego). Mostró tarjetas amarillas a Coco (m.44), Kirgiakos (m.65), Bonano (m.78) y Frank de Boer (m.85).
Gol:
1-0, minuto 79, Basinas, de penalti.

Txema García - ATENAS
El entrenador del Barcelona, Carles Rexach, especuló ayer noche con el resultado en el partido de ida de cuartos de final de la Liga de Campeones disputado contra el Panathinaikos en Atenas, y acabó trasquilado al perder por 1-0, aunque fuese gracias a un penalti inexistente sancionado por el colegiado en los últimos minutos. El noruego Terje Hauge se inventó una falta dentro del área en el minuto 78, por supuesto derribo de Abelardo Fernández sobre el finlandés Joonas Kolkka. Y el centrocampista Aggelo Basinas se encargó de transformar en gol el lanzamiento. Ese gol fue suficiente para cambiar la suerte de un partido que transcurría hasta entonces plácido para el Barcelona, especialmente en una segunda parte en que había disfrutado de varias ocasiones consecutivas de gol.

El Barcelona deberá ahora remontar el 1-0 en contra en el partido de vuelta que se disputará el próximo martes en el Camp Nou. Aunque la renta de los griegos es mínima, un gol suyo en el coliseo azulgrana obligaría al equipo catalán a marcar tres tantos para superar la eliminatoria. Rexach planteó un partido muy conservador. Rexach ya había recordado que esta eliminatoria es a dos partidos y que el encuentro de ayer en Atenas era sólo «el primer asalto». De lo que se olvidó es de que había prometido no especular, debido a su intención de marcar algún gol, sabedor de su doble valor fuera de casa.

Nada más comenzar el partido quedó claro que el objetivo era no encajar ningún gol, con lo que estaba como mínimo asegurado el empate, y esperar que el equipo griego se impacientase a medida que pasasen los minutos y dejase espacios que permitiesen definir en algún contraataque. La alineación de Rexach no planteaba dudas. Puso sobre el césped a cinco defensas, como ya hizo con éxito en el último encuentro de Liga de Campeones en Estambul contra el Galatasaray, y apostó además por la garra y el poderío físico en lugar de por el talento.

La sorpresa de la noche, aunque filtrada unas horas antes, fue que la estrella del equipo, el brasileño Vitor Borba Rivaldo, se quedase en el banquillo por decisión táctica. Y junto a él se sentaron otros hombres técnicos como Xavi Hernández o Javier Saviola. En su lugar se alineó un centro del campo aguerrido, con Fabio Rochemback, Phillip Cocu y Thiago Motta, una delantera con el también fornido Patrick Kluivert y el correcaminos Marc Overmars, y una defensa integrada por Gabri García, Abelardo Fernández, Frank de Boer, Francesco Coco y Carles Puyol. El Barça tuvo muy poca presencia en ataque durante todo el partido y cuando quiso reaccionar, con la entrada de Xavi y Rivaldo, se encontró con el penalti que le acabó tumbando.