Victoria, remontada y escándalo arbitral. Así se podría resumir un
partido que el Mallorca empezó perdiendo pero que después consiguió
empatar. Y empató por dos circunstancias. Primero porque en la
segunda parte fue mejor que el rival y, además, supo aprovechar el
hecho de que su rival jugó toda la segunda mitad con diez.
El Villarreal empezó dando dos sustos de auténtico vértigo.
Antes de cumplirse el primer minuto de partido, Víctor Fernández,
dio muestras de su peligro y lanzó un auténtico misil hacia la meta
local al comprobar que Leo Franco estaba adelantado. Poco después
volvió a intentarlo disparando desde el interior del área. Ahí
Franco estuvo muy acertado y logró enviar la pelota a córner.
El equipo de Aragonés empezó entre bostezos y lo pagó muy caro.
Los visitantes dominaban más y mejor y se dieron cuenta de que el
Mallorca estaba dormido. En el minuto nueve, otra vez Víctor se
metió en el área, disparó con mucha fuerza, la pelota rebotó en un
defensa y el rechace lo aprovechó Marioni para fusilar otra vez a
Franco y establecer el cero a uno. La noche no empezaba mal,
empezaba peor.
El «submarino amarillo» estaba bien plantado, ejercía una buena
presión en la zona de creación y aprovechaba las indecisiones
locales para serenarse y jugar a favor del crono.
La primera acción de peligro, en favor del conjunto de Luis
Aragonés, llegó en el minuto veinte de partido. Engonga envió un
balón al interior del área, remató Luque y López Vallejo metió una
certera mano que sirvió para despejar la dirección del esférico y
evitó que Ibagaza o Engonga lograran rematar a la red. Pero el
Villarreal cada vez que merodeaba el área de Leo, Son Moix se
quedaba en silencio. Víctor y Marioni llevaban el peligro y
aprovechaban las numerosas pérdidas de balón locales, tanto en la
zona de creación como en la defensa.
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