M. BENITO - SYDNEY
El boxeador cordobés Rafael Lozano se convirtió en el segundo de toda la historia del deporte olímpico español en conseguir la medalla de plata al vencer por puntos 15-10 en la semifinal del peso minimosca (48 kilos) al norcoreano Un Chol Kim.

La pelea tuvo como espectador especial al príncipe Felipe, que fue el primero en ir a felicitar a Lozano por su triunfo y desearle suerte para la final, que disputará el sábado ante el francés Brahim Aslum, que dio la gran sorpresa al vencer por puntos al campeón Olímpico en 51 kilos, el cubano Maikro Romero. De nuevo la estrategia y la inteligencia que desarrolló sobre el cuadrilátero del Centro de Convenciones de Sydney fueron las llaves que le abrieron el camino de un triunfo histórico para el deporte español, de un atleta, que a sus 30 años y en solitario dio un ejemplo de lo que es realmente el auténtico espíritu Olímpico.

Lozano, de menor envergadura, salió decidido a que su velocidad de piernas le ayudase para circular constantemente sin que Kim le pudiese cortar sus salidas y ahí comenzó a cimentar la gran victoria. Aunque fue Kim el que consiguió el primer punto con una izquierda, Lozano respondió con una derecha que empata enseguida y a partir de ese momento el boxeador español con otra izquierda se puso por delante en la puntuación 2-1 para no abandonar nunca la preciada posición.

El segundo asalto sirvió para que Lozano aplicase la segunda parte de su estrategia de comenzar a meter la mano derecha para entrar en la guardia de Kim y salirse rápido, algo que le resultó a la perfección porque consiguió ponerse con ventaja de 7-2 en la puntuación y ahí todo el camino fue fácil. Aunque Kim salió en el tercero dispuesto a reducir la desventaja con un ataque total, Lozano no perdió el control y por el contrario la aumentó con otra derecha que lo dejó 8-2, mientras su movilidad fue mejor, y aunque arriesgó al final logró mantener tres puntos (11-8) que fueron decisivos.