EFE - ALBACETE
La jornada fue mucho más tranquila de lo que se presumía, pues apenas se produjeron intentonas de escapada y ninguna de ellas fructificó por los intereses del pelotón de no tener que volver a trabajar como en jornadas anteriores, pero el fuerte viento que reinó en la última parte de la carrera, ya en la provincia de Albacete, dio al traste con las expectativas de no pocos equipos y ciclistas de esta ronda de la Vuelta.

Y cuando se produjo el corte, propiciado por los hombres de ONCE-Deutsche Bank y secundado por los de Telekom, con Jan Ullrich a la cabeza, o Mapei y Óscar Freire. En principio dio la impresión de que entre ellos no había entendimiento, pero al darse cuenta de que el corte había dejado hombres importantes por detrás, sí hubo coordinación de esfuerzo y el pequeño grupo de unos 40 ciclistas comenzó a dar relevos y a abrir hueco respecto a sus perseguidores. Prioritariamente, quienes peor parados salieron de ésta situación fueron los integrantes del Kelme, que cometió un garrafal error y no colocó a ninguno de sus hombres por delante, lo que les dejó sin posibilidades en la jornada y en una posición muy complicada para el futuro inmediato de Roberto Heras o Escartín.

Mientras, por delante, con un recorrido por las amplias calles de la manchega Albacete de algo más de dos kilómetros, los hombres con velocistas comenzaron a trabajar para éstos, con Mapei y Telekom como más destacados, pero junto a ellos esta vez sí estaba Freire, ayudado por integrantes de su escuadra. Freire, en los metros finales, volvió a imponer su potente golpe de pedal para doblegar a todos sus rivales a pesar de no encontrarse en plenitud de facultades físicas y lograr así una segunda y clara victoria en esta edición de la Vuelta.