Pepe Roselló hace un balance positivo de la evolución del fútbol en
las Pitiüses en los últimos años. Después de 33 años de experiencia
en la delegación insular de la Federación Balear de Fútbol, 28 como
delegado y máximo responsable, Roselló considera positiva la
situación del fútbol pitiuso, aunque puntualizando algunos
aspectos.
Los comienzos del fútbol en las Pitiüses fueron difíciles. Una
competición de aficionados, una liga regional de tres equipos y la
presencia del Ibiza en Tercera División era todo lo que había.
Ahora, años después la situación es muy diferente. Los objetivos no
han variado pero si los problemas y las deficiencias. «Siempre
hemos trabajado para crear una buena cantera, potenciando las
categorías inferiores. Al principio empezamos con juveniles e
infantiles, a continuación llegaron los cadetes, el fútbol femenino
y los veteranos después», explica Roselló. En los últimos años el
crecimiento se ha situado en las categorías para los más pequeños:
benjamines, prebenjamines y con variantes de fútbol 7 y fútbol 5
(fútbol sala). «Tenemos que consolidar lo que tenemos y seguir
potenciándolo. Además, el fútbol femenino crecerá porque hay mucho
interés por parte de las mujeres para integrarse en este deporte.
El fútbol base está en un momento estupendo, nunca habíamos tenido
tantas categorías y equipos. También tenemos más licencias que
nunca, unas 3.000», aclaró.
El principal problema del fútbol pitiuso es muy distinto y hasta
hace poco vestía de negro. La falta de árbitros parece ser común a
los deportes de equipo y en el fútbol se da con la misma intensidad
y por las mismas razones. «Es muy difícil conseguir nuevos
árbitros. La gente no quiere dedicarse a algo poco agradecido y es
que nos faltan desde la base. El principal problema son los padres
que no tienen conciencia deportiva. Ellos necesitan más un cursillo
que los propios árbitros», explicó Roselló.
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