Debido a la tremenda dureza de la etapa y lo que espera hoy, con
el paso por Galibier y la Madeleine y final en Courchevel, el
pelotón de los grandes se tomó la jornada con calma. Nadie quiso
arriesgar más de la cuenta, pues la etapa reina de los Alpes está
todavía por llegar. El gran beneficiado de ello fue el líder de la
carrera, el estadounidense Lance Armstrong, quien condujo la etapa
a su antojo. Muy pocos se atreven o tienen fuerzas para lanzar un
ataque a Armstrong, ni siquiera Jan Ullrich, el único con todavía
opciones de desbancar al norteamericano de la primera posición. El
alemán prefirió no desgastar más fuerzas de las necesarias, pues
todavía queda montaña.
Ante ello, la jornada fue para los valientes y hasta el
kilómetro 120 no se produjeron intentos ni movimientos en el
pelotón. En ese punto, el español de Kelme Javier Pascual Llorente
se fue del grupo. La estela de Llorente fue seguida poco después
por Baranowski, Heppner, Den Bakker, Savoldelli y Rous y en el
descenso del puerto de Vars, Odriozola se une al grupo y también
Santiago Botero.
Botero inició el peligroso descenso con esa sustanciosa ventaja
y la hizo valer hasta Briancon, pues los grandes bajaron juntos y
ya no se movieron. El colombiano enfiló los últimos kilómetros en
solitario y llegó triunfador a la meta. Logró una victoria muy
merecida, pues se ha dejado la piel en todas las jornadas de
montaña, en las que ha demostrado ser un gran escalador. Su triunfo
no pudo ser más justo. Después de la bajada a Botero todavía le
quedó sufrir en el último kilómetro, ubicado en una subida muy
dura, sobre todo después de haber pedaleado durante casi ocho
horas. Botero lo superó y venció en una etapa muy complicada. Es la
segunda que se lleva Kelme, que está haciendo un gran Tour.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.