PABLO SAN ROMÀN - AFP
Francia, actual campeón del mundo, tiene mañana domingo en Rotterdam, en la final de la Eurocopa ante Italia, una prueba difícil, con dos puntas que aman los espacios, como Thierry Henry y Nicolas Anelka, ante un conjunto que nunca deja huecos en defensa.

Thierry Henry, que estuvo en el calcio la pasada temporada, en el Juventus de Turín, no tuvo tiempo de demostrar su valía y emigró rápidamente esta campaña al Arsenal, donde destacó, bien dirigido por Arsene Wenger, que lo conocía de su época en el Mónaco. Tanto Henry como Anelka son amantes de ganar en carrera a los defensas, con un balón largo, aprovechando un espacio entre la retaguardia y el portero. Esa posibilidad con Italia se antoja casi imposible. Alessandro Nesta y Fabio Cannavaro nunca se alejan demasiado de un Francesco Toldo elevado a la categoría de héroe después del fantástico partido realizado en semifinales.

Para romper la nutrida defensa italiana, Francia confía en la inspiración de Zinedine Zidane, a quien los trasalpinos conocen bien al jugar en el Juventus. Pero Francia, que ganó a rivales que juegan y dejan jugar como España y Portugal, se va a encontrar posiblemente con los mismos problemas que tuvo para vencer a Italia en los cuartos de final del Mundial de 1998, en que se llegó a los penales después de que el partido terminara sin goles. El equipo dirigido por Roger Lemerre tiene el mismo bloque que ganó el Mundial de 1998, con la inclusión del entonces suplente Patrick Vieira en lugar de Youri Djorkaeff y la presencia de Thierry Henry, que también calentaba banco hace dos años, en la plaza de Stephane Guivarc´h, uno de los cuatro que se cayeron de la lista de 22 que ganaron la Copa del Mundo.