La selección de fútbol de Inglaterra regresó ayer al Reino Unido
procedente de Bélgica y ninguno de sus componentes ha querido hacer
declaraciones a la prensa tras resultar eliminados de la Eurocopa,
después de perder ante Rumanía por 3-2. El equipo, que estaba
encabezado por el seleccionador Kevin Keegan, ha querido pasar
inadvertido ante los medios de comunicación, por lo que ninguno de
sus componentes ha hecho declaraciones. Sólo Keegan esbozó una
ligera sonrisa, ya que los jugadores se mostraban todavía
contrariados por la derrota contra Rumanía, que supuso la
precipitada salida de la Eurocopa 2000.
El conjunto nacional inglés voló en un Boeing-757 y aterrizó en
el aeropuerto londinense de Heathrow en una zona privada apartada
del resto de las terminales. Cerca de 100 aficionados esperaban la
llegada de los jugadores, a los que recibieron sin grandes
ovaciones, a excepción del capitán Alan Shearer y del delantero
Michael Owen.
Por otra parte la prensa británica recogió en la mayoría de sus
portadas y en las páginas de deportes la derrota de la selección de
Inglaterra, pero también el descalabro del conjunto de Alemania.
Multitud de fotos reflejan la desilusión y la tristeza tras la
derrota inglesa y la «humillante» expulsión de la que en teoría
siempre es favorita, la selección alemana. «The Times» lleva a la
portada esa desilusión inglesa y titula: «Inglaterra vuelve a casa
con la cabeza baja», a la vez que destaca que esa derrota rompió el
corazón de los aficionados. Este diario se muestra crítico con el
juego desplegado por el conjunto de Kevin Keegan y asegura que «el
penalti final simplemente certificó la derrota». También miran de
lado al partido que jugó Alemania: «una abyecta Alemania choca
contra Conceiçao», dice, y destaca que «esta selección alemana no
puede caer más bajo, aunque eso no sirve de consuelo para los
ingleses», comenta este rotativo.
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