EFE-LUXEMBURGO
Raúl González apura su vuelta a la normalidad hasta el último instante. El seleccionador José Antonio Camacho optó ayer ayer por la mañana por dejarle sin viajar a Luxemburgo y hoy no estará en el último amistoso de España antes de la Eurocopa. Sorpendió Camacho con esta decisión. El domingo, en el aeropuerto de Gotemburgo, en Suecia, el técnico dio por hecho que Raúl iba a jugar unos minutos en Luxemburgo. El buen entrenamiento de ayer en Tegelen indicaba que el madrileño pisaba firme. Pero de repente, ayer, tras consultarlo con la almohada y hablar con Raúl, éste se quedó en el cuartel general de Holanda junto a Molina, Paco, Michel Salgado, Guardiola y Urzáiz.

Lo seis también se ejercitaron ayer por la mañana en el campo del Tiglieja de Tegelen con la supervisión de Pepe Carcelén y Carlos Lorenzana. Raúl y sus compañeros llegaron en bicicleta y recorrieron así el corto tramo que hay desde su hotel al campo. Raúl, desde que salió de Madrid, lo único que persigue es llegar al cien por cien el día 13 contra Noruega en Rotterdam. Es lo único que le importa. Raúl se reserva para el día clave, y afronta el debut de España después de estar de baja debido a su lesión muscular en el cuádriceps del muslo derecho.

Cañizares jugará hoy. Aunque es curioso el misterio que rodea a la portería de la selección. Nunca hubo en el equipo nacional una incertidumbre tan grande con esta demarcación, cuando resta una semana para la hora de la verdad. Sólo se recuerda unas horas tan inciertas después del primer partido en el Mundial de Estados Unidos. Cañizares jugó en el debut. Zubizarreta estaba sancionado. La polémica sobre si Cañizares debía seguir en la portería o bien debía regresar Zubi entretuvo a la prensa unas horas, las que tardó en aclarar Javier Clemente, que de inmediato salió a confirmar que el titular en el Mundial era Zubizarreta. Hoy, en teoría, Cañizares tendrá su ocasión. Una lesión este año en la Copa de Europa con el Valencia le cortó su buena racha en el equipo nacional. Molina tomó el mando. Ahora llega Iker Casillas con la moral por las nubes y el dilema está en la calle.