Carlos Sainz realizó ayer en tierras gerundeses la primera prueba
con el Ford Focus WRC, el nuevo coche con el que intentará asaltar
el Mundial de rallies después de abandonar la escudería Toyota.
El piloto madrileño aseguró que es «pronto» para sacar
conclusiones del nuevo coche, aunque por ello no rehuye la
responsabilidad de partir como uno de los favoritos al triunfo
final. «Todos pertenecemos a un equipo y una marca importantísima,
y entre todos vamos a tratar de ganar», manifestó el ex campeón del
mundo. Sainz reconoció que «si no llegan los resultados, por
supuesto que vamos a sentir más presión». El nuevo piloto de Ford,
que tendrá de compañero de equipo al británico Colin McRae,
aprovechó la rueda de prensa tras realizar los primeros ensayos con
el Focus para defender su pasada campaña en Toyota, donde no pudo
ganar ningún rally, pero con quien obtuvo el mundial de marcas, «de
lo cual me siento muy orgulloso», concluyó.
Sainz aseguró que eligió fichar por la marca del óvalo porque
quiere «seguir ganando carreras» y que el día que no pueda hacerlo
se quedará en casa. Sainz, que probó el comportamiento del Focus
sobre tramos de asfalto, eligió para esta primera prueba el tramo
del Coll de Buc, precisamente un día después de que lo hiciera su
ex compañero de equipo, Didier Auriol, quien ahora es el primer
piloto de Seat.
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