Una jornada sin historia y sin puntos conflictivos, que sólo la
lluvia puede deslucir y que, como en anteriores ocasiones, acabará
en el circuito de La Castellana, al que los corredores deberán
completar ocho vueltas para recibir el reconocimiento de los
aficioandos después de tres duras semanas de competición donde han
tneido que afrontar una Vuelta muy dura y donde poco más de la
mitad de los que tomaron la salida en Murcia llegará a cruzar la
última línea de meta con ilustres abandonos como los de Escartín y
Olano por sendas lesiones tras caerse en las etapas de alta
montaña.
Los pocos velocistas que todavía quedan en el pelotón de esta
edición de la Vuelta, que acabará en carrera con casi la mitad de
los corredores que la iniciaron, tendrán su última oportunidad de
lograr la victoria al «esprint», en una inmensa recta con algo de
pendiente, en la cual se impuso el año paso el suizo Markus Zberg.
Desde 1935, Madrid ha sido escenario de múltiples finales de etapa
y Vuelta a España, como también de inicio de las mismas y desde
1987 lo ha sido de la conclusión de la ronda de forma
ininterrumpida.
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