Todos estuvieron en un grupo de quince escapados que pedaleó en
solitario desde el kilómetro nueve de carrera. El esfuerzo de todo
el grupo fue extraordinario, pues a lo largo de la etapa, de 236
kilómetros, se unió el sofocante calor, con temperaturas de hasta
47 grados. El único que lo intentó fue García Acosta, que se fue a
unos 38 kilómetros de la meta. Pero «Chente» no estaba bien y su
esfuerzo fue más con el corazón que con la cabeza, por lo que no
pudo culminar su elogiable intento y terminó a cinco minutos del
primero.
Los cinco corredores españoles al menos lo intentaron y sólo por
eso merecen mención especial en una jornada de máximo sufrimiento
en la que lo más cómodo hubiese sido permanecer en el pelotón sin
complicaciones e intentando superar la jornada a un ritmo
tranquilo, pero la victoria de David Etxebarría en la duodécima
jornada parece haber despertado a los españoles. Manolo Saiz,
director deportivo de Once-Deutsche Bank, estaba eufórico en Saint
Flour. La victoria de su corredor es una muestra de que «el
ciclismo español tiene un gran nivel», aunque reconoció que los
triunfos por etapas son todavía escasos.
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