La pareja, que se ha convertido en una de las más mediáticas del último año, por su polémica situación sentimental, sus divorcios, etc, estuvieron, con las dos niñas de María, en Marineland viendo el show de los delfines, el de los papagayos y los leones marinos, además de los pingüinos, las tortugas, los peces manta y la zona de reptiles.
Toda una jornada en familia, donde el paparazzi fue cazado por sus compañeros. Gustavo, hábil en esto de esconderse sin que el famoso capte el objetivo indiscreto descubrió rápidamente los teleobjetivos e invitó a que le hiciéramos fotos sin la necesidad de escondernos. «Lo único que os pido es que le tapéis la cara a las niñas. No por nosotros, María y yo, sino por su ex».
El motivo de este viaje a Mallorca no es otro que «un regalo de María por mi cumpleaños. Ella sabe que me gusta mucho Mallorca y que hace tiempo que no venía». Al preguntarle por si volverá a trabajar en la Isla en verano, confesó que «Mallorca ha perdido todo lo que tenía y que a nosotros nos interesaban. Los Reyes vienen un par de días, los famosos que llegan son cada vez menos y se esconden más y ello hace que las ventas bajen, por lo cual, el negocio deja de ser rentable. Por eso somos cada vez menos los que venimos. Y lo lamento, porque a mí me gustaba venir. Son muchos los años que he pasado, muchos y buenos; también los temas que he hecho, pero ya no es como antes».
Respecto a si suenan campanas de boda en la pareja, Gustavo se sincera: «Yo aún no tengo el divorcio y mi situación no es fácil. María lo acaba de conseguir. Todo a su tiempo». Durante la visita, la pareja se hizo románticas fotos con los delfines y leones marinos, sellando su amor con besos y caricias.
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