El príncipe Ernesto Augusto de Hannover ha renunciado definitivamente a acudir al Tribunal Constitucional germano para recurrir la multa dictada por un tribunal territorial por la agresión al propietario de una discoteca en Kenia, según el semanario «Der Spiegel».
La publicación, que sale a la venta el lunes, adelantó hoy que el esposo de Carolina de Mónaco ha dejado vencer el plazo para apelar al Constitucional la decisión de la Audiencia Territorial de Celle sobre un recurso presentado contra la multa por agresión dictada por otro tribunal territorial, el de Hildesheim, en 2010.
El príncipe había sido condenado en 2004 a pagar 445.000 euros tras declararse culpable de lesiones físicas e insultos por la agresión, que se remonta a enero de 2000, aunque en marzo de 2010 la corte de Hildesheim redujo la multa después de que Ernesto de Hannover recurriera la primera sentencia.
En esta nueva resolución, el tribunal señalaba que no fue posible reconstruir completamente lo sucedido en enero de 2000 en Kenia, aunque sí que las lesiones sufridas por el propietario de la discoteca, Joseph Brunlehner, no podían haber sido causadas por un puño de hierro, como sostenía la víctima.
No obstante, el abogado del príncipe, Hans Wolfgang Euler, declaró entonces que su cliente consideraba que con la reducción de la multa no se había limpiado su honor como él pretendía, ni tampoco se había establecido de forma conveniente que el dueño del local le había difamado durante años.
Por ello, el esposo de Carolina de Mónaco decidió recurrir esta nueva sentencia, con el objetivo de conseguir el sobreseimiento de la causa.
La sala de lo penal de la Audiencia Territorial de Celle rechazó de forma unánime el recurso presentado por el príncipe contra la multa dictada por la corte de Hildesheim por considerarlo claramente improcedente.
Según la sentencia del tribunal de Celle, no hubo errores judiciales demostrables, por lo que el dictamen, que obligaba a Ernesto de Hannover, de 57 años, a pagar una multa de 200.000 euros, es jurídicamente válido.
Según declaró la propia Carolina de Mónaco, su marido, molesto por el ruido del local, situado cerca de la residencia de los príncipes, le dio al propietario «dos bofetadas con la mano plana».
El príncipe, que ya pagó hace un tiempo la multa de 200.000 euros por lesiones leves, tiene previsto ahora dar a conocer toda la historia del proceso desde su punto de vista.
La isla de Lamu, en el norte de Kenia, donde se produjeron los hechos, es un refugio de millonarios en el que apenas hay ruidos, pues está prohibido el tráfico de automóviles.
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