La fiesta del Primer Diumenge de Maig celebró el domingo, en Santa Eulària, su tercera edición como Fiesta de Interés Cultural reconocida por el Consell d'Eivissa. Según explicó Vicent Marí, alcalde del municipio, esta fiesta surge de una «leyenda», en el Puig de s'Església Vella, que narra que un día cuando los fieles salían de la iglesia, se derrumbó la montaña y cayó al mar. «No hubo ninguna desgracia, pero desde entonces se celebra esta fiesta».
Así, cada año, decenas de personas se acercan este día al Puig de Missa para asistir a las celebraciones religiosas. La misa de ayer fue oficiada por el párroco de Santa Eulària, Vicent Ribas, ya que el obispo se encontraba de viaje fuera de la isla. La misa, que empezó a las 11 de la mañana y se alargó más de una hora, dio paso al ball pagès de es Broll y al tradicional desfile por la calle Sant Jaume de carros engalanados, vehículos antiguos y podencos.
Se echó de menos, como años atrás, la exhibición de doma menorquina, una de las actividades más aplaudidas por los asistentes.
A los actos acudieron también Vicent Torres, presidente del Consell d'Eivissa, Pilar Costa, portavoz del Govern balear, Josep Marí Ribas ´Agustinet´, alcalde de Sant Josep, y José Vicente Marí Bosó, presidente del PP, entre otros.
Día para pasar en familia
El buen tiempo propició que gente de toda la isla se acercara a Santa Eulària a celebrar esta fiesta familiar. «Se trata de una demostración de nuestra cultura y de nuestro patrimonio. Puedo decir que es una de las más concurridas, si no es la que más», dijo Marí.
Y es que nadie puede resistirse a disfrutar de un día de sol entre exposiciones, ferias náuticas y de automoción, además del desfile de carros. Sin duda, este último fue el acto más fotografiado por los asistentes y aunque todo cada vez hay menos jóvenes tirando del carro, siempre queda alguno. El paso de los carros fue precedido por el desfile de la Banda Municipal de Música y la Agrupación Musical Virgen de la Estrella de Santa Eulària.
Llamó la atención el desfile de podencos y todas las miradas se centraron en dos pequeños que llevaban a los cachorros en brazos. Además, según explicaron desde el Ayuntamiento, este año se ha reforzado la seguridad con personal de Can Dog para ayudar en el control de animales. «El año pasado tuvimos un susto con un caballo que tiró al jinete y, aunque no pasó nada, podía haber sido peligroso», señalaron.
Pasada la media tarde se celebró una misa cantada por el Coro Rociero de Santa Eulària que terminó con el descenso de la Virgen del Rosario desde la iglesia del Puig de Missa al centro urbano acompañada por la banda musical Virgen de la Estrella. El colofón final lo puso la Orquesta Platino con música en directo en la plaza España.
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