Rafa Ruiz, alcalde de Vila, fue el encargado de encender las luces, un acto que supone el ‘pistoletazo' de salida de las fiestas navideñas antes del cual pronunció unas palabras para felicitar la Navidad a los ciudadanos. Ruiz recordó que el centro de las fiestas se ubicará este año «temporalmente» en el bulevar pero que el año que viene volverá a su ubicación habitual. «Le estamos dando la vuelta a la ciudad para ganar sitios como este en el que las familias puedan pasear», dijo el alcalde quien acabó su discurso pidiendo a los asistentes que «compren más en los comercios de la ciudad y menos por internet».
Durante el acto estuvieron presentes todo el equipo de gobierno municipal y un grupo de concejales del Partido Popular encabezados por la portavoz, Virginia Marí. La anécdota de la jornada la protagonizó el concejal Álex Minchiotti, que bromeó con el alcalde diciéndole que este año no era el Grinch, el personaje de ficción que odia la Navidad, para posteriormente matizar: «aunque si no se ponen luces de Navidad en la Marina sí lo será».
Tras este acto, el Cor Infantil del Patronat Municipal d'Eivissa, compuesto por un centenar de niños dirigido por Lourdes Roig, interpretó tres canciones navideñas, una de ellas en lenguaje de signos.
El traslado del árbol navideño y la carpa municipal donde se instala el mercado de Navidad al bulevar ha supuesto, según explicó el concejal de Fiestas de Vila, Agustín Perea, una inversión de 18.000 euros que han permitido aumentar la potencia eléctrica de la zona para poder encender las luces.
El Ayuntamiento de Vila se ha gastado unos 90.000 euros en instalar elementos iluminativos en diferentes calles de la ciudad, entre las que se encuentran las calles de la Virgen y la Cruz que se colocarán en los próximos días.
El gran árbol de Navidad de la plaza Antoni Albert i Nieto mide 16 metros de altura y tiene 40 grandes bolas hechas de vasos de plástico reciclados y 60 tiras de LED's.
En el mercado de Navidad, los comerciantes presentaban opiniones divididas sobre la nueva ubicación. Paco, vendedor de los tradicionales belenes payeses, se sorprendió de la cantidad de gente que había en el primer día y apuntó a que se debía a que en esta zona nueva de la ciudad hay muchos niños pequeños y colegios.
María Cristina, propietaria de un puesto de adornos navideños, destacó el mayor espacio que hay en la nueva ubicación pero añadió que en Vara de Rey «había más movimiento de gente» al ser el centro de las tiendas de moda. «De momento la gente solo mira. Todavía es pronto para comprar adornos de Navidad», dijo.
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