Hay exposiciones que llegan al corazón del espectador y L'èxode sirià: lluitant per la supervivència es una de ellas. La muestra del fotógrafo barcelonés Aleix Oriol, que se inauguró ayer y que se podrá ver en Sa Nostra Sala hasta el 2 de diciembre, es sencillamente impresionante y su reflejo del drama de los refugiados consigue el objetivo de remover conciencias.
«Es una muestra que no deja indiferente, nos recuerda que en Europa somos unos privilegiados al vivir como vivimos y nos plantea cómo en el primer mundo somos tan egoístas de dar la espalda y mirar hacia otro lado ante el drama de los refugiados que huyen de su tierra en conflicto en busca de un mundo algo mejor», resumió ayer a este periódico el conseller de Cultura, David Ribas.
En este sentido, la muestra organizada por el Consell d'Eivissa y el Fons Pitius de Cooperació ha sido financiada con fondos europeos y forma parte de la campaña El viatge incert. Conflictes i migracions «destinada a prevenir actitudes xenófobas y a reflexionar sobre a las causas que provocan estos desplazamientos masivos».
Para conseguirlo la exposición se divide en dos bloques. El primero son fotografías de campos de refugiados sirios del Líbano, Irak y Turquía, tomadas entre febrero de 2014 y marzo de 2015, junto con otras recientes de la isla griega de Lesbos y el pueblo de Idomeni, en el límite con Macedonia, y donde miles de refugiados han llegado para intentar cruzar la frontera. Mientras, el segundo bloque refleja el regreso a casa de los habitantes de la ciudad kurdosiria de Kobane tras ser liberada del autodenominado Estado Islámico a principios de 2015 y la destrucción que se encontraron. «Son imágenes que impactan, como la del niño que porta una ametralladora Kalashnikov entre las ruinas de la ciudad y con la bandera kurda de fondo, y que simbolizan el precio tan alto que han pagado por su libertad», aseguró Ribas.
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