—¿Es consciente que antes de ser mayor de edad ya ha marcado un antes y un después en la historia de Eivissa?
—Eso me dicen, pero no me considero ninguna heroína. Sólo soy una joven a la que le encanta la música ibicenca y que gracias al apoyo de mucha gente ha dado el paso de ser sonadora. La pena es que no haya habido ninguna mujer antes que yo.
—¿A quién le debe la confianza?
—A bastante gente. Por un lado, mis padres que siempre me apoyaron en esta idea y por otro a mi profesor en sa Colla de Vila, Josep Cardona, que fue quien me animó a dar el paso. Fue bastante valiente porque desgraciadamente recibió muchas críticas cuando lo hizo.
—¿Sí? ¿De quién recibió las críticas?
—De personas mayores sobre todo, porque ellos siempre son más reacios a cambiar algo que se lleva haciendo igual durante varios siglos. Pero también es cierto que las criticas fueron para Josep porque a mí, personalmente, no me ha llegado ninguna queja, sino más bien al revés, he recibido muchas palabras de ánimo.
—Su primera actuación fue durante la presentación del libro de Josep Cardona Manual didáctico para tocar la flaüta en marzo de este año. ¿Cómo recuerda aquel día?
—Bueno con muchos nervios. Era un día muy importante para todos, para Josep, para mis amigos, para mis familiares, para mis padres y para mí porque por primera vez en Eivissa iba a actuar una sonadora. Afortunadamente había poca gente y salió todo muy bien (risas).
—Todo lo contrario que el día de Ressonadors Simfònic... aquel día estaba media Eivissa viéndola...
—Ni me lo recuerdes [risas]. Fue increíble. Cuando me lo propuso Joan Barbé no me lo podía creer y encima para abrir un concierto tan importante. Cuando me puse allí delante del micrófono me temblaba todo y casi no pude tocar. Pero bueno, al final superé la prueba [risas].
—¿De dónde le viene su afición por la música tradicional ibicenca?
—Fundamentalmente de mis padres. Lo he mamado todo desde pequeña porque mi padre ya tocaba el espasí en sa Colla de Vila, aunque hay que decir que tiene poca idea de música. Y claro, todo eso, quieras que no se lleva en la sangre.
—¿Y no le dio por ser balladora?
—Sí, pero te vas a reír. Desde bien pequeña quería bailar como un hombre y, claro, no me dejaban. Y ahora, con el paso del tiempo, he aprendido a bailar como un hombre y una mujer [risas].
—¿Y qué le dicen sus amigos? ¿A los jóvenes de su edad les interesa el folklore ibicenco?
—Les gusta a los que son de Eivissa, a los que han nacido aquí y sus padres son ibicencos de varias generaciones. A ellos sí que les interesa de verdad. Además, en las collas ibicencas cada vez hay más niños apuntados aprendiendo, como por ejemplo en la nuestra, Sa Colla de Vila, donde ahora somos más jóvenes que adultos.
—Y usted, después de haberse convertido en la primera sonadora de Eivissa, ¿qué planes tiene de futuro?
—Bueno, me gustaría dar clase porque me encantan los niños y la música. Además, seguiré luchando para que la música y el baile tradicional ibicenco siga creciendo como hasta ahora.
—De momento está en ello porque tengo entendido que además es profesora...
—Sí, en Sa Colla de Vila. Gracias a Josep Cardona, quien me lo ofreció, y la verdad es que me lo paso muy bien. De hecho no se quien se lo pasa mejor si ellos o yo [risas]. Pero bueno, no me tengo que conformar, tengo que seguir aprendiendo y perfeccionando muchas más canciones. De momento no he hecho casi nada, aún me queda mucho camino por delante.
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