Minutos antes de las 18.30 horas, la Capilla de Lourdes se llenó de devotos y curiosos que no querían perderse la misa mayor. Cuatro minutos más tarde de la hora prevista, los miembros del Coro Rociero entonaron la saeta que daba inicio al día grande de los marineros del municipio de Santa Eulària.
Durante la procesión marinera fueron muchos los que tuvieron que permanecer de pie dentro de la capilla o fuera de la misma ante la multitud de asistentes que acudieron, una vez más, a rendir homenaje a la virgen de los marineros. Tampoco faltaron el alcalde del municipio, Vicent Marí; la concejal de playas, Toñi Picó; la concejal de Cultura, Ana Costa; el portavoz del PP en el Consell d'Eivissa, Mariano Juan, y el portavoz del PSOE en el municipio, Vicent Torres Benet.
Una vez finalizada la misa, era el turno de sacar por todo lo alto a la Virgen del Carmen que brilló más que nunca gracias a las ofrendas florales. Al son de las campanas, la Virgen del Carmen salió por la puerta ante una calle abarrotada de fieles para rendirle culto y admiración. Así lo hizo por las calles de Santa Eulària hasta que llegó al Club Náutico, donde le esperaban centenares de personas decididas a montar con la patrona de los marineros y así surcar los mares donde tanto le admiran y rinden culto.
Entre los asistentes que contemplaban los barcos que iban a surcar el mar junto a la Virgen, se encontraba Carmen Durán, de 72 años y de Santa Eulària. Para ella se trataba de un día «muy bueno y especial» al ser su propio día y por ver de nuevo, una vez más, a la Virgen de los marineros. A pesar de no montarse esta vez en uno de los barcos, no dudó en indicar que quería esperar a que la embarcación regresara a puerto con la patrona de los marineros. «Todos los años voy en el barco para ver a la Virgen del Carmen, pero este año no ha podido ser», explicó esta vecina.
Como Durán, fueron muchos quienes aguardaron sentados o de pie el regreso de la patrona de los marineros. Algunos, a la carrera, subieron a uno de los cuatro barcos que iban a adorar a la Virgen en el mar de Santa Eulària, aunque para otros la carrera para subirse les sirvió de poco.
Los cuatro barcos cargados de fieles a la virgen surcaron, durante media hora, las aguas del litoral de Santa Eulària con el propósito de lanzar al mar coronas de flores y adorar a la Virgen. Ya de vuelta al Club Náutico, la Virgen regresó acompañada de sus fieles feligreses, quienes cuentan los días para subir a hombros, de nuevo, a la protectora de los marineros.
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