Muy divertida fue la Marcha des Porquet que se celebró ayer en Santa Antoni y que congregó a un gran número de participantes de todas las edades. En concreto, se vendieron 840 dorsales, aunque no todos eran de participantes en la carrera ya que se podía adquirir el dorsal solidario a cambio de tres euros para ayudar en la compra de una bicicleta adaptada para minusválidos, que era el objetivo de la carrera.

A las 11.00 de la mañana se daba la salida a la primera prueba, la ‘minicursa' y la más entrañable. Niños desde dos años recorrían en sus bicicletas el trayecto entre el passeig de ses Fonts y la estación deportiva en poco menos de cinco minutos. Martín, que llegaba el último con cara de mucho esfuerzo estuvo a punto de dar la vuelta y volver a empezar si María, integrante de la organización que le quería imponer su medalla, no lo para en seco. Poco después a las 11.15 se daba salida a la segunda prueba que realizó el recorrido entre el paseig de ses Fonts y el puerto de la localidad portmanyina. En ella participaron alrededor de 40 niños, que con mucho esfuerzo llegaron contentos a la meta, donde cada uno de ellos recibía su medalla porque al ser una prueba no competitiva todos tenían premio.

Quince minutos después se daba la salida a la prueba reina de esta carrera popular. Multitud de participantes, encabezados por los ocupantes de dos bicicletas adaptadas que se estaban probando para la ocasión, hicieron el trayecto que les llevó hasta Buscastell.

Además, y como es habitual siempre en esta carrera, los participantes de las diferentes pruebas que vistieron con el mejor disfraz obtuvieron como premio una bicicleta. Y es que los ciclistas de ayer tenían ganas, sobre todo, de divertirse y ser solidarios. Entre ellos se encontraba una hermosa Maléfica, muchas Minies Mousse y un grupo de trogloditas con mucho hueso. Llamó poderosamente la atención un señor vestido de señora con una delantera y unos tacones de infarto, que iba acompañado por una bella astronauta y que terminaron la carrera empapados en sudor. Entre los pequeños destacaron los disfraces de indio y una de las participantes en la segunda carrera que llevaba en el cesto delantero de la bici una pequeña cama de paja llena de cerditos.

Los integrantes de Apneef se mostraron muy contentos por la recaudación que se consiguió con la venta de los dorsales solidarios, la venta de bolígrafos, camisetas, chapas y calendarios, entre otros, y que servirá para adquirir la bicicleta adaptada, que tiene un coste de entre 5.000 y 6.000 euros, y que sin estas iniciativas no se podría conseguir.

La organización, por su parte, estaba muy satisfecha por el resultado de la prueba. Numerosos efectivos de la Policía Local de Sant Antoni controlaron el recorrido.