Las carrozas de sus Majestades, aunque sencillas, estaban decoradas originalmente con ramas de palmeras y precedidas por la estrella de Oriente que guiaba a los Reyes en su corta travesía. No faltaron, por supuesto, los pajes ni los esperados caramelos que volaron hacia los niños. «Hemos venido porque a la cría le chifla y aunque no se come los dulces le encanta recogerlos», explicaba el padre de Luna, una de las pequeñas, que estuvo atenta de no perderse nada.
Ella, y otros tantos niños, llevaban la cara pintada y es que, una vez más, no faltó la animación, hubo payasa y entrega de regalos para todos. Varias veces se escuchó la famosa pregunta de «¿os habéis portado bien?» antes de que comenzara el reparto, a la que todos los niños contestaron un ‘sí' a pleno pulmón. Por último, antes de proseguir camino, hubo un final dulce a base de chocolatada y coca, que corrió a cargo de los vecinos y colaboradores del municipio.
Justo después, los Reyes Magos iniciaron su última andadura del año hacia Sant Llorenç, donde la cabalgata se inició en el IES Balàfia y se repitió el ritual de reparto de caramelos, entrega de regalos y chocolatada con buñuelos de postre.
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