Situado en la entrada de la playa con sus camas balinesas, en primera línea de mar, es un claro atractivo para muchos visitantes de la playa. Tanto residentes en temporada baja, para los que se ofrecen platos ibicencos como el típico bullit de peix; como para turistas, nacionales o extranjeros, a los que están más dedicados en los meses ajetreados del verano. «Tenemos una clientela de turismo foráneo mucho mayor en porcentaje».
Valoran la temporada de manera positiva, «se nota la llegada de más turistas como han anunciado las cifras del aeropuerto y nosotros en general tenemos bastante ocupación desde hace tiempo». Algo a tener en cuenta, ya que su negocio nació en 2008, cuando explotó la crisis, con lo que saben lo que es moverse y crecer en tiempos duros. Pero cada año, reconocen que han ido mejorando, «ofreciendo un servicio más profesional y especializado».
Por ello, el lavado de cara y el brindar cada verano una imagen renovada es una de las claves de su éxito. «Cada año invertimos bastante dinero en el local para que el cliente cuando vuelva la temporada que viene no se encuentre lo mismo del año anterior, para que se vea diferente y mejorado. Cambiamos mobiliario, suelos, decoración, la calidad de las hamacas, sombrillas, sofás…», explica Braun.
Aunque su situación es ahora privilegiada «hasta hace dos años que arreglaron los hoteles de la zona, había muy poca gente que se hospedara por aquí», lo cual afectaba también al número de clientes. Y aunque eso ha mejorado, siguen estando rodeados de las principales discotecas de la isla, con lo que eso conlleva.
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