La explosión ocurrió a las 07.37 hora local (23.37 GMT) en un taller donde se pulen llantas de las ruedas, cuando más de 200 empleados trabajaban en la planta industrial de la provincia de Jiangsu, este de China, según los datos ofrecidos por las autoridades.
De momento, se desconocen las causas, aunque las investigaciones preliminares apuntan a que se pudo tratar de una negligencia al encender una llama en una sala con polvo altamente inflamable, según indicó la agencia oficial Xinhua.
La Policía ya ha detenido por la explosión a dos altos ejecutivos de la firma dueña de la planta metalúrgica, Kunshan Zhongrong Metal Products, una empresa de inversión taiwanesa y que, según indica en su página web, cuenta con 450 trabajadores y trabaja para firmas como General Motors y otras compañías estadounidenses.
El presidente chino, Xi Jinping, ha enviado un grupo de emergencia del Consejo de Estado -Ejecutivo chino- a la zona del suceso encabezado por el consejero Wang Yong, quien se encargará de dirigir la investigación.
Unos cuarenta cuerpos fueron encontrados carbonizados en el interior de la fábrica, mientras que más de una veintena de víctimas murieron en los hospitales a los que fueron trasladados.
La mayoría de ellos, son hombres jóvenes, de unos veinte años, según informó el oficial Diario del Pueblo.
«Escuchamos una explosión fuerte y salimos corriendo de nuestros dormitorios», contó Zhou Xu, un empleado de la planta de 26 años a los periodistas de la ciudad industrial.
«Primero, las ambulancias aparecieron, y de repente, muchas familias -especialmente, esposas- llegaron a la planta para ver si sus maridos estaban bien», relató el joven.
Según varios testigos, la fuerte explosión se sintió a unos 500 metros de la planta, según recogen los medios locales, que publican imágenes de los cuerpos carbonizados en camiones a la entrada de la planta, de la que emana una gran humareda.
La televisión nacional CCTV también difundió imágenes con heridos sentados en palés a la salida de la fábrica, ennegrecidos y tan sólo con rastros de la ropa que llevaban, y a los que recogen ambulancias o autobuses.
Siete médicos y enfermeras especialistas en tratamiento de quemaduras del Hospital Rujin de Shanghái -a unos 60 kilómetros de Kunshan- se han desplazado para ayudar al equipo del centro médico local, «desbordado» por el número de heridos, afectados principalmente por quemaduras e infecciones respiratorias.
Las autoridades han dividido a las personas afectadas entre centros de Kunshan y otros de las ciudades cercanas de Suzhou y Wuxi, a 35 y 77 kilómetros, respectivamente, y han puesto a disposición de la ciudadanía hasta cuatro centros de donación de sangre en Kushan para ayudar a los heridos.
Las medidas de seguridad son obviadas en muchas plantas de la segunda economía mundial y los trabajadores tampoco reciben formación en prevención y medidas de protección.
En enero del año pasado, más de cien personas murieron en un incendio en un matadero avícola en la provincia de Jilin, al norte de China, por falta de medidas de seguridad.
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