El Consell d'Eivissa ya tiene pista libre para poder hacer pleno uso de las antiguas instalaciones de la Comandancia Militar, un inmueble que ha ido degradándose con el paso del tiempo y que había terminado convirtiéndose en un lugar de refugio para los indigentes de la isla. Una veintena de personas dormía hasta ayer entre sus muros. Otras fuentes elevaron hasta 40 el número de personas que estos días han estado habitualmente buscando cobijo entre sus paredes.
Vigilantes de una empresa de seguridad privada se encargarán ahora durante las 24 horas de que nadie no autorizado vuelva a entrar en el recinto, destinado a convertirse en la sede d'Estudis per Eivissa.
El desahucio se ejecutó a primera hora de la mañana cuando, según uno de los afectados, apenas había dos o tres personas durmiendo aunque, según el Consell, casi todos sus ocupantes se hallaban en el interior.
Camioneta
El desalojo se llevó a cabo sin problemas gracias a que el Cuerpo Nacional de Policía actuó diligentemente, sin hacer uso de la fuerza, sorteando los pequeños incidentes que se fueron produciendo. Los bomberos, a su vez, facilitaron el paso a los técnicos y a la policía en las zonas que se hallaban cerradas con candados o bloqueadas por otros sistemas.
Todos los efectos encontrados fueron depositados a una camioneta que fue aparcada en la misma puerta principal del inmueble. El Consell se ha hecho cargo de ellos y los tiene a disposición de los propietarios. Las mismas escenas se repitieron luego en el edifico del Economato, ubicado frente a la salida de es Soto.
«Llevaba año y medio viviendo aquí. Ocho en Eivissa. Nos han despertado y nos han dicho que recogiéramos y que nos fuéramos sin más», se quejaba Jan, un checo que junto con Noki, una tailandesa con 15 años de residencia en la isla, se vieron sorprendidos por el lanzamiento.
«Tendremos que dormir debajo de un árbol. No tenemos otro sitio», añadió Jan en la reja principal de la Comandancia mientras, con varios bultos y maletas, pensaba en su futuro. «Vivimos tiempos mejores y esto es lo que nos acaba de ocurrir. El problema es que ya no hay ningún a dónde ir», añadió Noki, quien estaba igual de desesperada que su compañero. El Consell, a través de una nota de prensa, informó de que el desalojo se había notificado a los inquilinos en dos ocasiones: el 28 de julio y el 27 de agosto. Incluso, se colocó en la puerta un cartel donde se pedía a los indigentes que abandonaran inmediatamente el edificio.
Autorización
Ayer, a cada uno de los okupas volvió a entregársele documentación donde se argumentaban las causas del desalojo, informes a los que se acompañaba la sentencia del juzgado de lo contencioso de Palma de Mallorca que autorizó judicialmente el desahucio.
Al respecto, el Consell, mediante su oficina de comunicación, también quiso destacar el «trabajo y la sensibilidad mostrada» por los servicios sociales del Ayuntamiento quien según esta misma nota, ha estado ocupándose de asistir durante los últimos meses a los últimos moradores de la Comandancia.
Dichas medidas, además de la asistencia a estas personas, ha permitido «reducir notablemente el número de gente» que seguía residiendo en el recinto.
Alguno de los 'okupas', sin embargo, lamentó que durante el lanzamiento de la Comandancia no hubiera nadie de ninguna entidad u organismo de índole social para asesorarles.
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