Un incendio declarado a última hora de la tarde de ayer y que al cierre de esta edición continuaba con virulencia en una zona muy boscosa de Sant Joan, en Punta Xarraca, obligó a establecer un gran dispositivo en el que participaban efectivos de Bomberos del Consell, Protección Civil, Policía Local, Guardia Civil y Direcció General d'Emergències, así como unidades de apoyo sanitario.
Por causas aún por determinar el fuego se extendió rápidamente debido a la sequedad, a la configuración orográfica del terreno y a las rachas de aire que alimentaban las llamas, que sólo en una primera fase pudieron también ser combatidas con los medios aéreos disponibles en la isla hasta que la falta de luz obligó por seguridad a abandonar la acción.
En la zona, además, la presencia de viviendas también generaba una honda preocupación en los responsables del operativo y de hecho al menos una vivienda tuvo que ser evacuada ante la eventualidad de que pudiera sufrir daños y suponer un peligro para sus ocupantes.
Los bomberos acudieron con tres dotaciones y seis hombres a un operativo en el que también había operarios del Ibanat, dependiente del Govern y Protección Civil, además de voluntarios.
Testigo preferente
También se encontraban en el lugar del incendio los cuatro agentes de la Policía Local de Sant Joan, cuyo alcalde, Antoni Marí, Carraca, que vive en las proximidades, expresaba su preocupación por la concurrencia de las circunstancias que impedían atacar el fuego con todos los medios disponibles. También expresaba su temor a que se alcanzaran las viviendas de es Canaret, desde donde se podían ver las llamas a un tiro de piedra.
«Lo peor es la impotencia de no poder hacer nada», señalaba el alcalde, a quien constantemente llamaban voluntarios para ofrecerse en las tareas de control del incendio.
Otro de los puntos de constante control era el viento ya que dependiendo de hacia dónde girara había que montar el operativo de una manera o de otra. El número de accesos al lugar en el que se estaba produciendo el siniestro es limitado y había que controlar constantemente los mapas para garantizar la seguridad de los efectivos de emergencias.
También la oscuridad de la noche jugaba en contra del operativo porque a pesar de que localizar los focos se hacía más sencillo llegar hasta ellos era una tarea ingente, en una zona en la que prácticamente podían usarse caminos de tierra y senderos y que acaba en paredes verticales sobre el mar.
Al cierre de esta edición todas las fuerzas presentes trataban de acotar lo antes posible los focos para atacarlos, aunque tenían toda una dura noche por delante.
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