El sospechoso fue apresado después de que se interpusiera una denuncia en la Guardia Civil.

Un vecino de Sant Antoni de 31 años que fue juzgado ayer por la Audiencia Provincial acusado de haber intentado matar a su pareja primero apuñalándola y después estrangulándola en febrero negó todos estos extremos y aseguró ante el tribunal que únicamente se limitó a pasarle un «cordón por la barriga» tras una discusión doméstica y para «convencerla de que se quedara a hablar».

Según el acusado, que como ya se informó se enfrenta a ocho años de prisión, todo ello ocurrió después de que su compañera le dijo que su relación había concluido. Su defensa, incluso, planteó la posibilidad de que la mujer hubiera deformado lo sucedido a causa de una medicación que ésta estaba tomando por supuestos problemas psiquiátricos. La afectada, al respecto, explicó que los fármacos que tomaba no le impedán conocer la presunta agresión de la que había sido objeto.

Beso

«Llegué de la labor que estaba realizando de voluntario en Cruz Roja y ella estaba cubierta por una sábana. Le fui a dar un beso y ella me dijo que se había acabado», indicó el sospechoso, persona que según la acusación estaba trabajando entonces de guardia jurado pese a que comenzaba a sufrir los síntomas de una enfermedad degenerativa que le ha terminado postrando en una silla de ruedas.

«En ese momento tenía destreza pero no fuerza. Ya había movimientos que eran torpes», explicó uno de los forenses que reconoció entonces al detenido. La supuesta tentativa de homicidio tuvo lugar en la tarde del 17 de febrero en un domicilio de la calle Montnegre de Sant Antoni.

La denunciante, que ayer declaró protegida por un biombo, aseguró que siempre recordará como, sin ningún motivo, su novio le dijo: «Quiero ver cómo corre tu sangre por el suelo». Después de zafarse de este primer ataque y de un segundo con un cordón de cortina «tras ser empujada hacia el sofá» se refugió en casa de sus suegros gracias a una conductora desconocida que la recogió cuando abandonó precipitadamente y en pijama su domicilio. A esta mujer le contó que su novia acababa de intentar matarla y que temía que se hubiera llevado a sus perros. «Me llamó como si no ocurriera nada. Me levanté y de pronto lo vi salir con un cuchillo. No era normal. Sentí peligro e instintivamente fui al lugar donde estaban los teléfonos móviles», explicó la víctima. Ésta indicó que fue entonces cuando el acusado, con una manotazo se los arrebató y la atacó. «No sé cómo pude escapar. Luego llegó a casa de sus padres y se tumbó en el sofá como si no hubiera pasado nada», añadió. Agregó que decidió denunciarlo cuando horas después le telefoneó para que volviera y se sintió amenazada.