Una decena de jóvenes residentes en Eivissa y que supuestamente fueron objeto de agresiones o abusos sexuales por parte del mentalista conocido como el «Brujo» van a ser examinadas por una psicóloga autorizada por el juzgado para determinar si a éstas han podido quedarles secuelas. El juez Pablo Mendoza, instructor de la causa que se lleva contra Tomás A.R., de 53 años, y en la que se investiga también a una segunda persona que presuntamente ejercía como su «mano derecha», ha ordenado esta prueba después de que entre los varios tomos que ocupa ya el caso figuren ya informes psicológicos de chicas de Valencia y Madrid en algunos de los cuales se diagnostica que las afectadas sufren secuelas y traumas, así como peligro de recaídas al revivir situaciones que dijeron vivir con el acusado. En total, el juez tienen denuncias que, según algunas fuentes, superan la quincena y en las que no se descarta puedan sumarse otras mujeres con edades comprendidas entre los 11 y los 22 años cuando fueron «tratadas» por el «Brujo».
Estas exploraciones son una de las últimas pruebas que se van a llevar a a cabo en un caso que ocupa varios tomos y que precisamente, como ya informó este periódico, cuenta con las declaraciones exculpatorias de Tomás A.R., persona que a petición de su defensa fue excarcelada el pasado lunes para declarar ante el juez Mendoza. El acusado respondió así por primera vez a las preguntas que se le hicieron después de que en sus últimas comparecencias judiciales alegara trastornos y una grave situación de depresión para no dar las explicaciones que él considerara convenientes.
Al respecto, el «Brujo», quien el pasado lunes dijo estar siendo víctima de un complot por personas a las que se limitó «únicamente a ayudar», también se ha sometido a una exploración médica en la que, al parecer, se muestra a dicha persona como un hombre derrotado y lejos de tener las facultades sexuales que se le han atribuido. Pese a todo ello, en la causa se señala que algunas de las víctimas dijeron ser «poseídas» por Tomás A.R. una veintena de veces durante los años que duraron sus «consultas», muchas de ellas en una casa de Sant Llorenç.
El «Brujo» ha mantenido hasta ahora que nunca ha tenido relaciones sexuales con menores, adolescentes a las que dijo siempre ver en grupo. Pese a todo, sí ha reconocido alguna relación puntual con alguna de las denunciantes, aunque hizo hincapié que ello ocurrió de mutuo acuerdo y cuando éstas ya eran mayores. Ante la Guardia Civil, esos contactos los calificó de meras «caricias, besos y muestras de cariño».
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