El hombre que aceptó ayer la condena y su amigo fueron atrapados en los sótanos de Can Blai.

J.J.M, Trece meses de cárcel y tres años sin poder conducir, así como una multa de 1.800 euros y el pago de las indemnización para los afectados por su conducta. Esta es la pena que aceptó ayer uno de los dos supuestos ladrones que fueron juzgados como supuestos autores del robo de un coche en sa Cala con el que terminaron estrellándose en un control de la Guardia Cvil cerca de la residencia de Can Blai, en cuyo sótanos ambos individuos se refugiaron antes de ser capturados. El otro acusado fue juzgado en rebeldía.

K.D.D. a quien la policía consideraba un descuidero que «trabajaba» en las playas del municipio de Santa Eulària conjuntamente con el otro individuo que ayer fue juzgado, D.D.P. El primero tuvo que responder de conducción temeraria al intentar burlar el control, poner la vida en juego de agentes, uno del instituto armado y otro de la Policía Local de Santa Eulària, y herir gravemente a un motorista con el que colisionaron al querer huir en dirección contraria.

El suceso tuvo lugar el pasado 7 de junio sobre las cinco de la tarde después de que los ladrones se apoderaran de un Nissan Micra de alquiler en el que, al parecer, se habían dejado las llaves puestas.

El Nissan Micra, a gran velocidad, fue interceptado por la Guardia Cil y la Policía Local en la carretera de Sant Carles, que establecieron sendos controles al ser informado de la sustracción del citado vehículo. Los acusados lograron eludir uno de los controles a la entrada de Santa Eulària pero no pudieron hacerlo con el segundo: se estrellaron contra un todoterreno del instituto armado. Todo ello tras estar a punto a de arrollar a dos agentes y provocar el accidente de un motorista, que sufrió lesiones importantes en una muñeca que le dejaron una minusvalía. Los dos ocupantes del coche robado fueron reducidos por la policía tras intentar esconderse en los sótanos de la residencia.