09/11/07 0:00
AGENCIAS
Finlandia se interrogaba sobre los móviles del estudiante de 18 años que mató fríamente un día antes en su colegio a ocho personas, y sobre las condiciones en que llevó a cabo esta masacre, que causó estupor en un país donde la violencia es bastante rara. Los investigadores realizaban ayer pesquisas en Tuusula, pintoresco pueblo de 30.000 almas situado a orillas de un gran lago a 40 km de Helsinki, escenario de una de las peores tragedias de las últimas décadas en Finlandia. «Según los primeros indicios, él (Pekka-Eric Auvinen) actuó al azar, pero este punto es investigado aún», declaró Jan Olof Nyholm, uno de los investigadores, en una conferencia de prensa. El liceo, en torno al cual la policía estableció un perímetro de seguridad y cuyos alrededores se encuentran vigilados por soldados, cerró sus puertas por lo menos hasta el fin de semana. «En el lugar se encontraron un total de, 69 casquillos», declaró Nyholm. Pekka-Eric Auvinen tenía en su poder un total de 389 balas, incluidas las 69 disparadas. Los investigadores hicieron públicas el jueves fotos de los daños de los disparos en el centro de enseñanza secundaria, como numerosos cristales rotos por bala y el pasillo que intentó incendiar. «Se encontraron líquidos inflamables en el lugar. Probablemente intentó incendiar el segundo piso. Esparció líquido por las paredes y el suelo», añadió Nyholm, que no explicó la naturaleza exacta de esos líquidos ni el por qué del gesto de joven. El joven también dejó una carta «de despedida» para su familia, que la policía entregó a sus allegados. En ella, expuso las mismas reivindicaciones que ya explicó en el vídeo que publicó en el portal de internet YouTube.
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