Imagen de archivo de uno de los cuerpos sin vida rescatados en el mar.

C. CUEVAS Quince personas han fallecido desde el pasado mes de abril en sucesos trágicos acontecidos en las Pitiüses. De estas quince muertes, cuatro han sido por accidentes de tráfico, dos por homicidio, otras dos debido a un suicidio en extrañas circunstancias y siete fallecidos por ahogamiento.


Después de que en febrero la opinión pública ibicenca se estremeciera con el intento de homicidio de un hijo a su madre, quien sobrevivió después de que su primogénito la apuñalara y la arrojara por el balcón de la vivienda que ambos compartían en es Viver, en el mes de abril un hombre de nacionalidad marroquí moría a manos de un compañero de piso en es Pujols, en la isla de Formentera, que llevaba años sin presenciar un suceso de este tipo. En el mismo mes, cinco días antes de este homicidio una mujer moría en la carretera de Santa Eulària en el primer accidente mortal del año. Esta localidad ha copado las páginas de sucesos puesto que tres de los cuatro accidentes de tráfico que han acabado con la muerte de una persona en lo que va de año se produjeron dentro de este término municipal. Allí también encontró la muerte un joven de es Canar, conocido por la mayoría de sus vecinos, y a quien otro joven apuñaló a la salida de un bar de copas de ese mismo barrio. La víctima y el presunto homicida, en prisión preventiva desde su detención la misma noche en que ocurrieron los hechos, se conocían desde niños y el segundo había pasado más de una noche en casa del fallecido.

Mayo ha sido, en lo que va de año, el mes más trágico. Comenzó con un accidente en el que perdió la vida una súbdita británica y, hasta el momento con dos muertos, es el mes que más vidas se ha cobrado en la carretera. El año pasado, en mayo se registraron cuatro muertes por accidentes de tráfico. Sin embargo, esta cifra se mantuvo tristemente constante durante junio, julio y agosto. Pero fue en este mes cuando más personas perecieron ahogadas: cinco en menos de quince días. La primera muerte se registró el 16 de mayo en una piscina de Platja den Bossa en la que falleció un joven francés recién llegado para trabajar durante la temporada. El día siguiente otros dos cuerpos fueron hallados mientras flotaban sin vida en el mar. Uno era un turista británico que llevaba menos de 24 horas en la isla y apareció en la costa de Sant Antoni. El otro era un residente alemán sin identificar encontrado en na Ximena. Los investigadores de la Guardia Civil tardaron poco más de una semana en adivinar de quien se trataba. No lo lograron hasta el hallazgo del cadáver de otro alemán una semana después en el Port de Sant Miquel. Al parecer, ambos fallecidos eran parientes y llevaban la documentación intercambiada. El mes acababa con la muerte de otra turista británica en la piscina de su hotel en Sant Miquel.

El mes que ahora acaba ha contemplado la desaparición de manera traumática de cuatro personas. Dos personas han muerto ahogadas, una de ellas, practicando submarinismo sin bombona de oxígeno. Un anciano fue atropellado en Sant Llorenç por un residente británico, en libertad tras pagar una fianza de 3.000 euros. Aunque quizás el suceso más dramático haya sido la muerte de una pareja, hallada en las cercanías de las cuevas de es Cuieram, que se suicidio siguiendo una especie de ritual.